SEGUIDORES

lunes, 7 de febrero de 2011

NOMEOLVIDES (FORGET ME NOT): Myosotis stolonifera

Myosotis stolonifera. La Garganta, Cáceres (Spain). 1400 m.

Paseaba un caballero medieval alemán con su dama por la orilla de un río cuando descubrió un grupito de diminutas florecillas muy hermosas que crecían junto al agua, al ir a recogerlas para regalárselas a su amada resbaló y cayó al agua. Con el peso de la armadura el pobre sólo tuvo tiempo de lanzarle las florecillas a la dama y gritarle “No me olvides” antes de irse al fondo. Esta es la leyenda más popular sobre el origen del nombre de esta especie (en realidad el nombre se aplica a las 50 especies del género). Otra leyenda también medieval y menos almibarada nos muestra a un Dios sorprendentemente humano y con retranca. Entre todas sus criaturas había unas diminutas florecillas a las que todavía no había dado nombre. Estas florecillas acongojadas por ser las únicas criaturas sin nombre de la creación le pedían todos los días a Dios en sus oraciones que les diera nombre “Señor, no me olvides, dame un nombre” y así hasta el infinito. Tan pesadas llegaron a ponerse que Dios les contestó: “Vale, Nomeolvides, ese será tu nombre”.


Pero ¿Por qué extraña crueldad ante semejantes leyendas el taxónomo que describió el género le colocó el nombre científico de Oreja de ratón (discretamente camuflado en griego, eso sí)? ¿Era porque los Myosotis pertenecen a la familia de las Boragináceas famosa por sus plantas bastas y ruderales poco dadas a exquisiteces y refinamientos? ¿Acaso alguien alguna vez le olvidó? O, simplemente, nos encontramos ante otro taxónomo sin corazón.

Nada de esto. Ni más ni menos que Joseph Pitton de Tournefort (1656-1708) se encuentra detrás del nombre. Se trata de uno de los botánicos con mayor afición de la historia y también el primero que estableció un sistema polinominal para clasificar a las plantas en el que el género y la especie quedaban claramente diferenciados. En este sistema Linneo encontraría la base para su sistema de clasificación que ha llegado hasta nuestros días y como recompensa le dedicó a Tournefort un género de Boragináceas (hecho que en parte vengó a los Myosotis). Ni la teología ni la medicina le hicieron dejar de lado su verdadera vocación. Vocación que le costó la vida, ya que murió a consecuencia de una herida producida en uno de sus viajes de exploración.

Sea como fuese, la verdad es que una vez que te las echas a la cara son de una belleza difícil de olvidar. Eso sí son tan pequeñinas que hay que estar atentos para no dejarlas atrás. Estas en concreto crecen en los bordes de los arroyos nacientes y las turberas de nuestras montañas.

7 comentarios:

  1. Estas nomeolvides son las mismas que encuentro en Piedralaves (Ávila) y junto a un regato. Aunque las veo "todos" los años, siempre suponen una diminuta, renovada y agradable sorpresa, pues no las encuentro en otro lugar, más que allí, y en un número muy reducido.
    Supe de su nombre cuando busqué a otra nomeolvides, un pequeño lepidóptero que seguro conoces.
    Interesantísima exposición, y melodramático devenir el del caballero, fiel a su armadura y a la ley de la gravedad.

    ResponderEliminar
  2. Para Paco Amor:
    Pues no te creas, que he tenido que buscar en Internet esa mariposa que comentas. Recuerdo haberla visto e incluso fotografiado, porque es muy vistosa, pero no conocía su nombre, que seguro que ahora no olvidaré. Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Son unas flores preciosas, muy buen la información sobre la flor.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. ¡Muy bueno! Me parece un macro muy bueno, de los que me gustan a mí, no buscando el encimismo, sino la composición general, incluido el aire que aporta el fondo. Por otro lado, tu foto me reafirma en la idea de que la aplicación de relaciones focales cortas (lo contrario de lo que se hacía clásicamente) puede ser muchas veces el acierto que acabe por dar interés a la foto. A ver qué piensas de esto, Alberto: poco a poco me voy dando cuenta de que la fotografía macro consiste, en un 80%, en la paciente expedición que nos lleve, con suerte y al final, a encontrar algo realmente digno de ser retratado. Un saludo, y hasta pronto.

    ResponderEliminar
  5. Para Ana Manotas:
    Desde luego están entre mis favoritas, pese a tener un diámetro inferior a 1 cm. Un saludo.

    Para Ramón García:
    Me alegra que te guste. Si te soy sincero tengo la manía de enfocar todo y traté de tener totalmente enfocados los capullos y las tres flores, pero eso me fastidiaba el fondo. Ahora veo que esa tercera flor desenfocada le da más profundidad a la imagen. En este caso lo más difícil de la foto fue localizar un trio de florecillas bien colocado para una toma vertical. Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Pues yo me quedo con la primera leyenda; me gustan los señores con armadura. Y también los caballeros que les recogen flores a las damas (aunque tampoco les pediría que arriesgasen la vida por un ramillete). Si es que ya os he dicho que estoy muy pasada de moda. Besos.

    ResponderEliminar
  7. Para Salomé:
    Es la más popular y será por algo. Pero ¿era necesario mandarlo al fondo del río? Podían haberlo mandado a las cruzadas y dejarnos con la duda. Un saludo.

    ResponderEliminar

Related Posts with Thumbnails