La Pajarera
portuguesa es sin dudas una de las plantas más humildes y discretas que uno se
puede echar a la cara. En su medio, rodeada de brezos y carquesas, resulta casi
invisible y tan sólo durante la floración puede llamar la atención el tono
amarillo que adquiere con sus flores. Aunque no conviene hacerse ilusiones pues
tampoco es nada muy espectacular y si no se va sobre aviso es muy fácil
ignorarla. Aunque parece un brezo, su pariente más cercano es el Torvisco (Daphne gnidium), algo que salta a la
vista comparando sus flores.
Bonita o no, lo
cierto es que se trata de un valioso endemismo ibérico con un área de distribución
muy restringida. En Portugal aparece tan sólo en sierras de la mitad norte
(Serras do Gerês, Alpedrinha y Estrela), con una cita dudosa en la Serra da Arrábida.
En España la encontramos en Galicia, con una población en Ourense, que se
podría englobar con las portuguesas del norte y otra en el Alto del Candán
(Pontevedra), y en la Sierra de Gata (Salamanca y Cáceres), que alberga al
menos al 80 % de las plantas conocidas para España. En 2008, sin datos para
Portugal, su población no alcanzaba siquiera los 8.000 individuos reproductores.
Su tendencia parece regresiva, pues se ha constatado la desaparición de alguna
población.
Porte de Thymelaea broteriana ramoneada por Ciervo en la Sierra de Gata cacereña. |
Viendo su
distribución se aprecia el carácter atlántico de esta especie y una vez más se
observa la gran puerta hacia el interior de la península Ibérica que
representan la Serra da Estrela y la Sierra de Gata, por donde han penetrado
numerosas especies atlánticas que aún hoy día sobreviven de manera relicta en
nuestro ambiente mediterráneo. La Thymelaea
broteriana permite reconstruir casi totalmente esa ruta. Esta afinidad
atlántica también podría explicarse por el origen subtropical de las Timeleas y
su gusto por la humedad y un clima templado. Así, pese a su humildad, es una
especie de gran importancia biogeográfica.
Ya se ha visto
que su situación es preocupante, por lo que está protegida en las tres
Comunidades Autónomas donde está presente. Por desgracia, esto no parece ser
suficiente cuando las amenazas para esta especie provienen del hombre, en forma
de incendios y una gestión forestal que la ignora sistemáticamente (sin olvidar la presión que el fomento del Ciervo supone para alguna población). Thymelea broteriana requiere zonas donde
el brezal no llegue a ahogarla y por eso aparece en terrenos alterados o pobres
donde el brezal está más claro y aparecen jaguarzos. Se parece en esto mucho a
otra ilustre planta atlántica como Drosophyllum
lusitanica y, como en el caso de aquella, puede dar lugar a la creencia de
que es una planta que soporta un manejo intenso del territorio. Una cosa es
vivir en los bordes de caminos y cortafuegos, donde la competencia es menor, y
otra cosa es que sus poblaciones puedan soportar unas cada vez más frecuentes
labores de mantenimiento y ensanche de estas infraestructuras. Si no se
plantean estas labores teniendo en cuenta los requerimientos de esta especie,
allí donde se encuentre, las poblaciones desaparecerán empezando por los
ejemplares reproductores adultos y terminando con la última semilla del banco
de semillas del terreno.