SEGUIDORES

miércoles, 27 de junio de 2012

ALEX SHIGO: EL PADRE DE LA ARBORICULTURA MODERNA.

Si la cara es el espejo del alma esta foto lo dice todo. (Foto propiedad de la familia Shigo).

Muchas veces lo más evidente no es lo más cierto, afortunadamente. Que el clarinetista de una banda de la U.S. Air Force durante la guerra de Korea pase más de 30 años como técnico del U.S. Forest Service del departamento de Agricultura con la misión de estudiar la pudrición de la madera, algo eminentemente práctico para la industria maderera, puede justificar en parte las reticencias de los investigadores académicos al uso. Si, además, ese personaje decide que su herramienta de trabajo va a ser la motosierra, a la que pone al nivel del microscopio, y trabaja bajo el lema “Toca los árboles”, diseccionando personalmente más de 30.000 árboles en las zonas de corta, mientras afirma con cierto desdén “si una investigación requiere un trabajo duro o ensuciarse, probablemente no se ha realizado aún”, es fácil imaginar que más de uno se sienta escocido, por muy doctor en fitopatología que sea el personaje.

Shigo en su laboratorio (Foto propiedad de la familia Shigo).

Uno de los libros que guardo en mi casa con mayor cariño es uno de Alex L. Shigo (Duquesne, Pennsylvania 1930-Durham, New Hampshire 2006). Tiene una edición muy cuidada pero su cubierta es bastante kitsch, con mucho dorado y grandes dibujos. Me recuerda a un libro religioso. Su interior está repleto de textos cortos acompañados de diagramas realizados la mayoría de ellos a mano y con una calidad artística que deja bastante que desear. Por último, se trata de una autoedición del autor con el curioso nombre de Shigo & Trees, Associates. En realidad cumple con todos los requisitos para ser un clásico libro de friki…si no fuera porque su contenido es asombroso. Un torrente de ciencia arbórea explicada casi para niños.


Todos esos años de trabajo de campo le permitieron ver que los árboles no son esas estructuras formadas mayoritariamente por madera muerta, de hecho, duda incluso de que se pueda hablar de madera muerta viendo su capacidad de reacción. Descubrió que los árboles ante una amenaza no son esos seres inermes que se pensaba sino que son capaces de generar barreras (obviamente no pueden correr, lo suyo es otro deporte). Surge así su archifamosa teoría de la compartimentalización de las pudriciones en los árboles (CODIT en sus siglas inglesas), base de la moderna arboricultura y publicada en 1975. Después vendrían descubrimientos de otros mecanismos de defensa como la unión tronco-rama.


Amante de la música y lector empedernido de biología, física, química, filosofía, etc. Siempre consideró que la química era la herramienta básica para profundizar en el conocimiento de la fisiología de los árboles y se lamentaba de que pocos colegas suyos tuvieran conocimientos sólidos en ella, de ahí su famosa su frase “los radicales libres no son personas que protestan”.


Su relación con la industria de la arboricultura no fue precisamente muy cordial. Reconocido como el gran maestro, sin embargo criticó con dureza lo que él llamaba la arboricultura del músculo, la conocida cirugía arbórea y sus técnicas (drenajes, masillas, limpiezas, etc.). Las empresas, pese a reconocer la validez de los criterios de Shigo, se negaban en buena medida a cambiar sus procedimientos por una elemental cuestión de rentabilidad económica: a mayor intervención, mayor factura. Shigo lo tenía claro: “no llame carnicero a los mutiladores de árboles, los carniceros son gente muy cualificada”.


Con el unánime reconocimiento mundial, más de 280 artículos científicos, varios libros imprescindibles y una ingente cantidad de material divulgativo, la muerte le sobrevino en un desafortunado accidente doméstico mientras trabajaba en su casa.

martes, 19 de junio de 2012

ÚLTIMAS FLORES EN LA ROCALLA DE ALPINAS.

La Corona de reina (Saxifraga callosa) en plena floración.


A estas alturas de la temporada la rocalla está dando sus últimas flores. A partir de ahora sólo tendremos alguna flor despistada hasta el año que viene (con la excepción de Thymus praecox que tiene aún un mes de floración por delante). Por el contrario, en el verano con tanta insolación las rosetas adquieren su color plateado más bonito y el crecimiento se hace más compacto. Ahora sí que parecen plantas de montaña, después de unos meses en los que la falta de sol directo produjo crecimientos excesivos.

Vista casi general de la rocalla en la actualidad.


Petrocoptis pyrenaica subsp. glaucifolia

Campanula dolomitica


Es hora de hacer un balance del comportamiento de las plantas después de una temporada tan mala para ellas con un invierno poco frío y muy, muy seco (durante el invierno no riego la rocalla, aunque este año di dos riegos porque se estaba poniendo la cosa muy fea). En general la floración se ha resentido en todas las especies, algunas plantas no han llegado a florecer y otras lo han hecho de forma menos intensa que en años anteriores. Se han comportado bien Lewisia cotyledon, Armeria caespitosa, Edraianthus pumilio, Sempervivum arachnoideum, Saxifraga callosa, Petrocoptis pyrenaica, Ramonda myconi, Dabra aizoides, las prímulas (salvo allioni) y las campánulas. Han florecido con menor intensidad Leontopodium alpinum, las androsace, las saxífragas y las gencianas (verna no ha florecido). Finalmente, no han florecido Raoulia australis, Penstemon rupicola, Aquilegia saximontana, Azorella speciosa, Haberlea rhodopensis, Limonium gerberi, Androsace vitaliana, Saxifraga burseriana, Sempervivum minutum , Arenaria tetraqueta subsp. granatensis.

La raquítica floración de Androsace cylindrica

Androsace sempervivoides, pese a su origen en el Himalaya ha florecido bien.


También he tenido las bajas de Leotopodium nivale, Silene acaulis y Androsace mycrophylla. Creo que no llegaron a entrar en reposo y los pocos días fríos que hemos tenido han acabado con ellas, no brotaron en primavera tras perder toda su parte aérea.
Edraianthus pumilio de las montañas croatas.


Ramonda myconi

Sempervivum arachnoideum

Las especies más alpinas son las que peor lo han pasado, como era de esperar, visto el invierno que tuvimos. Las especies de montañas mediterráneas (y la Lewisia californiana) parece que han soportado la prueba sin mayores problemas. Parece confirmarse que mis temores iniciales sobre la dureza del verano extremeño eran infundados y que estas plantas aguantan bien esa época. Distinto es el invierno. Las precipitaciones no suponen una amenaza y no he cubierto la rocalla en tres años, pero las temperaturas poco frías con días sueltos de frío son un inconveniente, al no permitir un reposo con un endurecimiento adecuado.


Híbrido de Lewisia cotyledon

martes, 12 de junio de 2012

Cordulegaster boltonii.

Macho de Cordulegaster boltonii subsp inmaculifrons. Sierra de Gredos, Cáceres.


La Libélula tigre (Cordulegaster boltonii) es una de esas visiones que uno espera encontrar siempre que se acerca a una zona con aguas corrientes y frescas. No importa que no sea precisamente un bioindicador fiable, ya que soporta un cierto nivel de contaminación (la he visto tranquilamente en una zona del río Jerte donde hay vertidos, permanentemente denunciados, de una industria conservera).

Pocos odonatos hay tan inquisitivos como esta especie. Los machos mientras vigilan su territorio vuelan incansablemente arriba y abajo sobre el cauce a unos 30-150 cm de altura, no dejaran libélula tranquila y serán feroces con otros machos de su especie. Como las personas entramos dentro de su altura de patrulla, muchas veces nos vemos sorprendidos por dos ojazos verdes que nos miran a poca distancia, suspendidos en el aire con un increíble vuelo estacionario. Parecería que está midiendo nuestras fuerzas, como si pensara en expulsarnos del territorio. Si le ignoramos seguirá su patrulla, pero cada vez que pase por el lugar donde nos encontramos repetirá su inspección. Seguramente tras dejarnos irá pensando ¿quién este cabrito que no se aparta?, ¿acaso no es él el rey del arroyo?

Hembra de Cordulegaster boltonii subsp. algirica durante la puesta. Las Villuercas, Cáceres.


Si el macho es así de macarrilla, la hembra no le va a la zaga. Si tiene que poner sus huevos, los va a poner por huevos…No importa que un tipo plasta esté refrescando sus pies en el banco de arena que ella había elegido, se colocará entre sus piernas y comenzará a clavar sus huevos uno a uno en la arena, sin importarle la cara del agotado paseante, que observará, sin atreverse a mover un músculo, como ese bicho sube y baja rápidamente entre sus piernas como un martillo. Mala suerte si decides hacer una foto a una planta carnívora en una zona de la turbera que ella ha decidido utilizar para su puesta, se interpondrá continuamente delante de tu objetivo con su vuelo de puesta, porque ella tiene que poner sus huevos allí exactamente. Finalmente siempre consiguen que te avergüences de tu torpeza.

Son tan chulos que una vez leí el caso de un macho que patrullaba siguiendo el curso de un pequeño arroyo que habían enterrado con tubos y sobre los que habían colocado un pavimento. A él no le engañaban.

viernes, 8 de junio de 2012

EL ROBLE DE PEDRO GÓMEZ. Villanueva de la Vera, Cáceres.

Diapositiva de 1998.


De camino hacia la Portilla de la Lucía se encuentra un rebollar que llama rápidamente la atención por el gran número de robles de buen porte. En esta zona de la sierra de Villanueva de la Vera podemos encontrar en escasas decenas de metros varios ejemplares de robles de porte casi monumental, con troncos de más de 5 m de perímetro a la altura del pecho. Todos tienen la copa recogida típica de los árboles de ambiente serrano. En un collado con dos pequeños arroyos aún sobrevive el que me gusta considerar el patriarca de nuestros robles rebollos (Quercus pyrenaica).

 Ya no está a la altura de otros rebollos extremeños, los años no pasan en vano, sobre todo cuando has tenido una vida dura, expuesto a los duros inviernos de Gredos a más de 1.100 m de altitud y con visitas periódicas de gente de hacha rápida. Pero ahora ha adquirido ese aspecto tan impresionante, venerable, que sólo pueden tener los viejos robles. Viendo uno de ellos se entiende que las antiguas culturas célticas, mucho menos arboricidas que nosotros, lo consideraran el árbol totém por excelencia.



 Es un árbol muy viejo, con signos claros de haber iniciado las fases regresivas de su desarrollo. Tiene grandes desgajes de ramas estructurales y el tronco completamente hueco y abierto. Con más de 6 metros de perímetro de tronco a 1,30 metros de altura, tiene casi un metro más de tronco que el Roble de Romanejo. Su copa es mucho más compacta, aquí las enormes copas de 30 metros son totalmente inviables por los vientos, y hoy día ronda los 23 m de diámetro. Su altura actual tampoco es la que llegó a tener en su etapa de máximo esplendor, pero aún así supera los 17 metros. La base de tronco se ensancha casi hasta los 10 metros en unos grandes contrafuertes que acentúan su aspecto de árbol anciano.

Como en el caso del Castaño de la Escarpia aquí sólo podemos ya contemplar el proceso natural de la muerte de un árbol (que durará muchos años) y desear que ningún energúmeno se interponga en su final.
Related Posts with Thumbnails