Macho de Agriades pyrenaicus subsp. asturiensis. |
Las Agriades son unas pequeñas mariposas de la familia de los licénidos que se caracterizan por sus costumbres eminentemente montañeras y por la bella coloración gris plateada de los machos, cosas ambas que hacen que ocupen un lugar de honor entre mis favoritas. En España existen tres especies: Agriades zullichi, Agriades pyrenaicus y Agriades glandon. Las dos primeras las he podido ver en campo, a la primera la encontramos a casi 3000 m en Sierra Nevada, de donde es exclusiva, pero ese día buscábamos plantas y llevábamos ya unos cuantos kilómetros en las piernas, estaba cansado y aún nos quedaba un rato, por lo que ni siquiera intenté fotografiarla, algo de lo que me estoy arrepintiendo desde entonces. A la segunda la encontramos a 2300 m en Picos de Europa, por tanto, ejemplares pertenecientes a la subespecie asturiensis, más plateada que las que vuelan en los Pirineos centrales.
El bebedero se había formado por el corte de una estrecha vereda en una pedriza. Había tres machos que se mostraron en todo momento colaboradores, el problema es que la citada vereda forma parte de una de las rutas más transitadas de los Picos de Europa en su parte cántabra. No me lo pensé dos veces y me tiré al suelo colapsando el paso para disgusto de mi mujer, que ponía cada vez peor cara al ver como una familia de franceses tenía que esperar a que tomara las fotos. Por el otro lado descendía un grupo de excursionistas que también tuvieron que detenerse. Con tanto espectador obligado me sentía molesto y decidí levantarme para desbloquear el camino y continuar la marcha.
Detalle del hábitat de esta especie, en el centro con flores blancas su planta nutricia Androsace villosa. |
La forma de vida de esta mariposilla por su dureza me recuerda a la de las plantas alpinas. Su planta nutricia es la Androsace villosa, que aparece de forma dispersa en las laderas rocosas de las zonas altas, muchas veces tan sólo uno o dos ejemplares en una pared rocosa, por lo que imagino que deben pasar la mitad de su vida buscándolas para poner sus huevos. Las larvas, pese a tener un aspecto totalmente desvalido, pasaran el invierno a temperaturas inferiores a las de un congelador doméstico.