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sábado, 3 de diciembre de 2016

Brumas hurdanas



He escuchado muchas veces aquello de “si te subes a lo alto de la Sierra de Gata, al Jálama o al Carbonero, los días con frente atlántico puedes oler el mar”. Bien, mis cualidades olfativas deben haber quedado mermadas de oler tanto queso, porque yo no lo he conseguido nunca en ninguno de los dos. A veces sospecho que hay mucho poeta suelto.


Lo que si os puedo asegurar es que los días brumosos de otoño-invierno, cuando desde el Puerto de Honduras miro hacia Las Hurdes, veo el mar.

martes, 15 de noviembre de 2016

Los Castaños de Escondelobos (Casas del Castañar, Cáceres).


Aquellos vecinos de La Asperilla que en el siglo XV, cansados de vivir continuamente a caballo entre el pueblo y las fincas de castaño de la sierra, decidieron quedarse a vivir en los sequeros de castaños, fueron los fundadores de las Casas del Castañar. Pero sería injusto no reconocer que los verdaderos promotores de aquello fueron los castaños. Castaños entre los que se contaban los Castaños de Escondelobos, que ya por entonces debían ser unos ejemplares de porte majestuoso.

Si a los vecinos de Casas del Castañar las cosas le fueron bien y el pueblo creció, hasta el punto que La Asperilla terminó por desaparecer, a los castaños las cosas le fueron mal. La enfermedad de la tinta acabó en 150 años con más del 90 % de los castaños de la sierra. Dejaban el hueco al que sería la futura estrella de la comarca: el cerezo.


Los Castaños de Escondelobos ya tenían 300 años cuando nacieron las Casas del Castañar, forman parte del 10 % de castaños que superaron la tinta y a punto estuvieron de ser apeados para hacerle un hueco a los cerezos. Hoy están protegidos como Árboles Singulares de Extremadura. Deberían ser venerados, pero qué poca gente los conocía y valoraba hace tan sólo 15 años.

sábado, 15 de octubre de 2016

Araña moteada saltadora (Eresus kollari).

Eresus kollari. Macho. Sierra del Risco, Sierra de Fuentes (Cáceres).

Pese a su diminuto tamaño, un macho a duras penas alcanza 1 cm, Eresus kollari es una araña que no pasa desapercibida. Parece de dibujos animados. Su taxonomía es bastante complicada, parece vivir en un bucle especie-subespecie-especie, unido con diversos cambios de nomenclatura: Eresus niger, Eresus cinnaberinus.

Repasando su distribución en España me encuentro un trabajo de 2014 donde se cita a la especie en 19 provincias. Por el Este baja hasta Málaga y por el Centro-oeste parece quedar al norte del Sistema Central, ausente por tanto de Extremadura. Un patrón muy habitual que, de no ser porque la he observado en varios puntos de la provincia de Cáceres, me parecería un clásico de la biogeografía. ¿Será esto otra excepción, o acaso tenemos un agujero enorme en cuanto al conocimiento de nuestra diversidad biológica en Extremadura?

Eresus kollari. Hembra. Valcorchero, Plasencia (Cáceres).


Eresus kollari es una araña de suelo, que vive casi toda su vida en un pequeño túnel de unos 10 cm, con una pequeña telaraña en su boca. Caza escarabajos y milpiés y parece que le encantan las cincindelas, esos escarabajos depredadores que vistos de cerca parecen un alien. En otoño los machos salen del túnel en busca de la hembra, siendo más fáciles de ver. La hembra parece que cuida de los huevos y de las crías en sus primeras fases de desarrollo. En Extremadura la he visto en claros de alcornocal y piornal, en zonas soleadas y con rocas. Por lo que he podido leer, parece una especie exigente con su hábitat, ya que es de las especies que más tarda en recolonizar terrenos que han sufrido incendios.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Pink Power: Hemidactylus turcicus

Salamanquesa rosada. Sierra de Fuentes (Cáceres).


El Saltarrostros (Tarentola mauritanica) es más abundante, más grande y con más mala leche. Pero la Salamanquesa rosada es más bonita, tiene esa belleza del Trópico que tanto nos atrae escrita en la cara.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Elogio de la planta. Francis Hallé



Aunque reconozco que no soy un asiduo lector de libros de divulgación escritos por franceses, no se puedo negar que tienen una frescura que los diferencia rápidamente de la “ortodoxia anglosajona”. Este es el segundo libro que leo de Francis Hallé (el otro es el muy recomendable “Un mundo sin invierno. Los trópicos: naturaleza y sociedades”).


Hallé es uno de los padres de la moderna arboricultura y un gran tropicalista, pero que seguramente se le recordará por su particular forma de estudiar la biodiversidad en las copas de los árboles de la selva tropical desde una plataforma sustentada por un globo aerostático. El libro es una mezcla de reivindicación de las plantas frente a nuestro “zoocentrismo” y una constatación de su verdadera importancia dentro de nuestro Planeta. Por momentos, parece un libro escrito por una planta que se asombrara de lo raritos que somos los animalejos.

martes, 19 de julio de 2016

La Calima: un consuelo.

Calima desde Sierra Nevada (Granada). 2.900 m. Foto viejorra.

Hoy mientras sacaba la basura, eran más de las 10 de la noche, las chicharras estaban cantando y el termómetro de casa marcaba los 34 ºC en la calle. Miré al cielo y vi esa horrible calima acompañante de las olas de calor del verano. La noche promete.

Sin embargo, desde hace ya algunos años encuentro mi consuelo ante esta circunstancia, fue tras leer un informe sobre los proyectos AL:PE 2 (1995) y MOLAR (2000) que estudiaron la contaminación vía atmosférica de las lagunas de las montañas europeas. Los resultados eran sorprendentes y la calima jugaba un papel inesperado.

Cuanto más cerca del centro industrial de Europa, más contaminadas estaban las lagunas por la deposición ácida (óxidos de Azufre o Nitrógeno de los combustibles fósiles). Así, las lagunas del norte de España estaban más contaminadas que las del sur. En Gredos se estudió la Laguna Cimera (2.140 m.), la que está a mayor altitud de las famosas Cinco Lagunas. El contenido en Cadmio en el hígado de los salvelinos, que se soltaron allí para pescarlos, alcanza niveles no aptos para el consumo.


Y ¿qué hay de la calima?, pues resulta que las aguas de estas lagunas de origen glaciar, en su pureza, tienen una nula reserva alcalina que neutralice la lluvia ácida. Sin embargo, el polvo sahariano que llega a la Península durante las olas de calor tiene un ph básico, que neutraliza en buena medida los efectos de esa contaminación vía atmosférica. Increíble. Ahora hay que mirar con mejores ojos a esos cielos sucios de estos días. El que no se consuela es porque no quiere.

sábado, 11 de junio de 2016

Duelo al sol. Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus).

El jovenzuelo provocando.

Cuando uno pasa un rato observando tranquilamente a un animal en su ambiente, rápidamente aparecen actitudes y comportamientos que inevitablemente ve reflejados en los de nuestra propia especie, incluso en las lagartijas.

Bajaba de recogida, tras un paseo por la parte alta de la sierra, cuando no pude evitar parar en una zona especialmente buena para la Lagartija colirroja. Será una especie de zonas áridas y vendrá equipada de serie para las dunas, pero le gustan un montón las zonas soleadas de la media montaña cacereña.

El adulto y la hormiga.


Conseguí sentarme cerca de un adulto de gran tamaño que se soleaba y que tenía ese aspecto típico de las lagartijas cuando están pegando una cabezadita. Cuando apareció un jovenzuelo abrió los ojos, lo midió visualmente, tras lo que lo ignoró sin más. Pero el jovenzuelo empezó a desafiarle levantándose todo lo posible con sus patas delanteras para parecer más grande. Esto el viejo no lo toleró y le respondió con el mismo gesto, pero el jovenzuelo no se echaba atrás. Mantuvieron el duelo un par de minutos sin que ninguno se moviera de su posición, pero en ese momento unas hormigas gordas empezaron a pasear entre las patas estiradas del viejo. Viendo ese festín bajo su cuerpo empezó a mirarlas de reojo, aunque mantenía al joven controlado. Pero la tentación era mucha y empezó a relajar su postura, más preocupado ya por las hormigas. Esto lo debió interpretar el joven como una victoria y avanzó casi medio metro hacía el adulto. Error. El adulto por ahí no iba a pasar y se lanzó como un rayo sobre el joven, que escapó entre el matorral por los pelos.


Tras su victoria, el adulto volvió al lugar de las hormigas con grandes contoneos, hizo un par de gestos de amenaza, todo lo cual recordaba al típico abusón fanfarrón, y se merendó unas hormigas.

lunes, 16 de mayo de 2016

Jardín de casa encantado. Águeda, 5 años.



El jardincillo de casa dibujado por mi hija en unos quince minutos. Curiosamente ha eliminado todos los elementos estructurales del jardín (o eso pensaba yo), árboles de hoja caduca, arbustos perennes, hiedra, etc. Ha compuesto su versión del jardín que, dándole vueltas, resulta ser el auténtico alma del mismo: El banco de madera, la mesa de forja, las celosías de bambú, la rocalla de caliza anaranjada con la Aubrieta de flores moradas(la única planta en flor en ese momento), el Arce japonés con las hojas nuevas de color rojo coral, la Campanula que crece junto al arce y los cantos rodados blancos del suelo.

jueves, 12 de mayo de 2016

Puentecinos de Torremocha (Cáceres).



Hoy nos puede parecer increíble, mágico incluso, pero mucho tiempo antes de los Fondos de Cohesión, antes de que Calatrava enseñara al mundo cómo hacer un puente, la gente se buscaba las maneras para no mojarse los pies más de lo necesario.

Sabiendo que nunca nadie en ningún lugar del Planeta, ni en ninguna época, va a construir otro puente de Alcántara, es tontería emperrarse en gastarse el dinero en hacer un puente fino, sobre todo si lo tiene que pagar uno.

Pero tampoco hay que actuar sin estilo, tan grave es pecar por exceso, como ser un cutre. En ese punto exacto es donde estaban estos constructores de Torremocha. El puentecino bonito para que pase un burro con los sacos de harina de los molinos. El paso elevado, pontón o como quiera que se llame, para pasar a pie de camino al huerto o a los olivos, las bestias que se mojen las pezuñas.




Esta es una forma de pensar bastante saludable, tal y como yo lo veo, y no tardaremos en volver a ella.

martes, 3 de mayo de 2016

El Roble Grande de la Solana.


Reconozco que mi capacidad de asombro hace años que alcanzó su tope y ahora ya no hay nada que me sorprenda. Ayer me enteré de la muerte de uno de nuestros Árboles Singulares, más bien de su asesinato, y no me sorprendió, llevo viendo obras maestras de estas sanguijuelas desde que tengo uso de razón. El mundo es suyo, eso es cierto. Mi interés por la conservación de la Naturaleza era hasta hace algo menos de 6 años una cuestión de puro egoísmo, por el mero placer del disfrute de la Belleza con mayúsculas y por el indudable enriquecimiento personal que nos aporta el mantenernos unidos con la Naturaleza. Ahora ese egoísmo se ha transformado en un egoísmo de padre. Y ahí se acaba todo.


Desde pequeño soy absolutamente consciente de que nuestra especie va a acabar consigo misma. Es algo natural puesto que somos una obra de la Naturaleza, es bueno asumirlo cuanto antes. Puede que nos llevemos a un puñado, cientos, miles de especies con nosotros en nuestra caída, pero no nos hagamos los interesantes, a los pocos años de haber desaparecido el último ser humano de la Tierra, la Naturaleza se recuperará, como está ocurriendo en Chernobyl.


El de la motosierra y el herbicida no ha hecho nada destacable, estoy harto de ver cosas peores. Yo sólo lo siento por el pobre Roble Grande, que vio pasar bajo su copa generaciones de leñadores sin que le tocaran un pelo, esto le debió coger por sorpresa. Por mucho que el método sea el habitual de esos seres analfabetos y avariciosos que se creen por encima de todo.


El de la motosierra y el herbicida sólo ha hecho el mundo un poco más feo. Pero no importa, para cualquier animal el Roble Grande era un roble más y para las personas parece que también. Hoy hay Champion League.

viernes, 22 de abril de 2016

Berrenda colorada. La subida a los agostaderos de Tornavacas.

Duelo al sol en el antiguo glaciar de Cuerda Llana.

No soy yo muy amigo de vacadas en la alta montaña extremeña, terrenos que siempre han sido más de cabra y oveja, ahora en horas bajas. Los daños que llegan a hacer son bastante evidentes en unos terrenos de suelo escaso y gran desnivel, salpicados por parches de suelos higroturbosos. Pero son tan bonitas las vacas berrendas coloradas, las madres de las famosas Longhorn tejanas, que uno se olvida de todo y además estamos en Tornavacas.

Para llegar a los frescos regajos primero hay que cruzar los secos piornales.

En junio de 2014 me encontré con esta vacada subiendo por las viejas trochas, en dirección a los regajos donde pasarían en verano. A la hora del bocata, donde un día estuvieron los hielos del glaciar de Cuerda Llana, dos de estas vacas aparecieron entre los piornos y mostraron un preocupante interés por mi comida. Ellas estaban rodeadas de nardetas, megaforbios y dios sabe cuántas cosas más de las que suele comer una vaca. Yo sólo tenía un bocata…y lo defendí.

viernes, 25 de marzo de 2016

¿Qué hacemos con la Cabra Jurdana?

Cabras jurdanas berrendas en colorao. El Gasco, Nuñomoral (Cáceres).

La comarca de Las Hurdes (Cáceres) es un lugar especial. No importa lo mucho que se haya quemado, no importa los daños que se le hayan infringido a su patrimonio arquitectónico, sigue conservando su carácter genuino, totalmente alejado de los parques temáticos en los que se han convertido muchas de nuestras zonas rurales en pos del bendito turismo rural. Aquí, de momento, nunca tienes la sensación de estar en un decorado.

Macho de cabra jurdana con su tupé.

En sitios así, lógicamente, uno no puede andarse por las ramas y hay que buscar comer cosas genuinas como la famosa ensalada de limón y naranja o el no menos famoso cabrito. Por desgracia, el verdadero cabrito de Las Hurdes ya no existe o, para ser más exactos, desaparecerá tal vez en unos pocos meses. El Cabrito de Las Hurdes sólo puede ser de Cabra Jurdana, la raza autóctona ancestral de esta comarca y no corren buenos tiempos para esta bella cabra. Lo otro, es un cabrito en Las Hurdes.

Rebaño mixto donde se mantienen las últimas cabras jurdanas.

¿Cómo puede ser que la raza autóctona de la comarca, productora de su más valioso producto gastronómico, esté al borde de la extinción?, ¿cómo puede pasar en una comarca que busca destacarse como un producto turístico diferenciado?, ¿cómo puede pasar en la Europa de la PAC y los FEADER?, ¿cómo puede pasar esto en el siglo XXI?

La verdad es que la Cabra Jurdana se ha quedado sola. Abandonada por los restauradores que no han sabido ofertar y valorar un producto singular; abandonada por los ganaderos que han realizado una auténtica limpieza étnica de sus piaras, siendo absorbida la Jurdana por cruzamientos con machos de otras razas y abandonada por las administraciones, que han decidido darla por muerta mientras aún respira su patrimonio genético en unas pocas cabras de El Gasco y quizás Las Erías. Alguna razón habrá para este abandono. Debe estar bien justificada la renuncia a un elemento tan valioso de la cultura hurdana.

Chivarra jurdana nevada.

Pero lo cierto es que las pobres lanecas no parece que hayan cometido ningún error. Son unas cabras de una dureza y rusticidad extrema a juicio de todos los cabreros que las trabajaron, incomparablemente adaptadas a los valles altos de Las Hurdes. Su porte es muy similar al de la cabra montesa, de cuerpo macizo y patas cortas, mucho mejor adaptadas a los lanchares de pizarra que las andarinas y más grandes Verata y Retinta, por citar solo a dos razas extremeñas entre las muchas razas que han desplazado a la Jurdana. No hay ningún estudio que demuestre que, en esas condiciones, la Jurdana sea menos rentable. No hay ninguna raza que se haya impuesto a la Jurdana, de hecho, las piaras actuales son unos entes mil leches fruto más de una inquietud coleccionista que de una metódica selección.

Por otro lado, muy pocos son los que han probado el genuino Cabrito de las Hurdes en las últimas décadas, pero coinciden en que, pese a un rendimiento muy inferior en peso, su mayor calidad organoléptia era clara, un patrón típico de los productos gourmet.

No menos valiosos son los recuerdos de las imprescindibles sogas confeccionadas con el pelo de estas cabras o la participación de sus cuernos y pieles en diversas manifestaciones del folclore hurdano. Sin olvidar que estas eran las cabras de la archiconocida película de Buñuel. No quiero pensar que esta raza hubiera corrido más suerte con otro nombre y en otro lugar, tal vez entonces las administraciones se la hubieran tomado más en serio, como corresponde a una raza catalogada en Peligro de Extinción, antes de decidir su descatalogación. Tal vez, incluso, se hubiera incluido hace años en el Programa nacional de conservación y fomento (cuando según los datos publicados por el CENSYRA de Badajoz todavía existían unos 50 ejemplares), como se ha hecho con otras razas en una situación similar a la de la Jurdana.

Aspero valle del río Malvellido donde pastan las últimas cabras jurdanas.
En El Gasco todavía hemos podido ver algunas de estas cabras jurdanas, incluso de buenas características morfológicas si hemos de seguir la publicación del FEAGAS. Unas cabras que todos los viejos cabreros al observar las fotografías reconocieron sin dudar como las cabras antiguas. Yo creo que con semejante aval no hace falta nada más, diga lo que diga el Ministerio de Agricultura. Pero lo cierto es que sus propietarios están un poco cansados y desmotivados. Cada vez mantienen menos animales de Jurdana en favor de otras razas o sus cruces. El hecho de tener problemas para el cobro de la subvención que tienen los ganaderos de caprino, no creo que les ayude a motivarse para sobrellevar la desigual tarea de competir contra cabritos más grandes, ya no son unos niños precisamente. Mucho me temo que cualquier día echen el cierre y con él se acabe todo. Ahora sí.

domingo, 20 de marzo de 2016

Tinao verato. La Somera, Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).


Viendo el destino que ha sufrido la arquitectura popular en buena parte de nuestros pueblos serranos, no es extraño que la aparición de una construcción tradicional ganadera en medio de un rebollar sea capaz de conmoverme. Conmoverme, porque auguro un futuro bastante oscuro a esta sencilla y bella construcción, si es que pasados los años aún continúa igual. No me extrañaría que terminara “rehabilitada” como nave de aperos, pero con un inequívoco aspecto de chalet y quizás habitada por unos amantes de las esencias rurales. Con su huertecito orgánico y todo. Otro Walden verato.


La historia del anacronismo, del avance imparable de los tiempos, de la irrenunciable mejoría en la calidad de vida y todo eso no lo voy a discutir, aunque existen infinitos ejemplos en otras partes del Planeta, incluso más ricas y avanzadas, donde esto no ha supuesto un gran problema. Aquí, yo creo que ha habido más bien un grave problema de complejos en los últimos 50-60 años, solucionado intentando edificar como en la capital. Un intento por modernizar la estética de las calles, eliminando cualquier vestigio de pueblo. Asociando lo antiguo con lo pobre. Aparecen así el aluminio, las chapas, el asfalto, los azulejos y todo elemento constructivo alejado de la tradición, de lo del pueblo. Sustituyendo lo tradicional por lo feo. Ahora, cuando gran parte del daño está hecho, parece que se quiere revertir la situación, lo rural vende, pero con gastarse el dinero en chapar de piedra o usar la madera en cualquier nueva construcción no es suficiente. Se han perdido las esencias, el patrimonio de referencia o, si se prefiere, el alma.




Tinado de una planta con doblao con acceso posterior, aprovechando el desnivel de la ladera. Construido en mampostería de granito con mortero de cascote y piedras. El interior va rematado con una especie de mortero bastardo con cal. Tejado a dos aguas con cuartones de castaño y cubierta de teja que van dispuestas simplemente imbricadas sobre rollizos. Presenta un corral descubierto en la parte más baja.




En el momento de la visita (2005) no requería más que una limpieza de hierbas en el patio, un repaso del tablado del doblao y correr el tejado para arreglar alguna hilera perdida de tejas.

miércoles, 16 de marzo de 2016

El picudo minador del jardín.




He visto peluches de casi cualquier cosa, real o imaginaria, animada o inanimada. Pero nunca he visto el peluche de un gorgojo. Asociados a plagas de los cultivos y a la destrucción de reservas alimenticias, los gorgojos no gozan de buena prensa, eso está claro. Pero imagino que con sus más de 50.000 especies algo estarán haciendo bien.


Lixux vilis (al menos eso creo) es una de las más de 500 especies de picudos minadores que atacan a las herbáceas de buen porte por todo el mundo. Las hembras colocan los huevos en los tallos de varias familias de plantas (Brassicaceae, Apiaceae, Compositae, Caryophyllaceae, Chenopodiaceae, etc), muchas de ellas utilizadas en jardinería, por lo que es un visitante relativamente habitual de los jardines. Este de la foto ya está un poco desgastado y ha perdido parte del “peluche” que lo recubre, al no presentar el rostro pelado supongo que será un macho (las hembras utilizan el rostro para taladrar los agujeros en los tallos donde colocan sus huevos). Presentan de 2 a 3 generaciones anuales, pasando el invierno como adulto.

sábado, 5 de marzo de 2016

El despertar de la cazadora. Drosera rotundifolia.



Tras pasar el invierno en forma de hibernaculum (unas diminutas láminas foliares muy resistentes al frío), la Hierba rocío (Drosera rotundifolia) comienza a desperezarse entre los musgos de turbera, como anticipo de la primavera. Sus aún diminutas hojas despliegan sus pelos glandulares ya recubiertos de mucílagos. Pese a ser apenas un proyecto de planta carnívora ya es capaz de atrapar algún diminuto bichillo.



domingo, 28 de febrero de 2016

Abedules de Las Alamedas, Gargantilla (Cáceres).



Los niños son una buena excusa para hacer cosas que realmente nos apetecen más a nosotros que a ellos. Aprovechando que mi hija de cinco años no había visto nevar nunca, se me ocurrió, tras consultar las previsiones meteorológicas, que este sábado era una buena ocasión. Nos acercamos al Puerto de Honduras a comienzo de la tarde, el cielo tenía buena pinta y ya en Hervás nos cayeron unas gotitas de agua. Pero en la parte alta del puerto la temperatura había descendido demasiado (-3 º C) y hacía un viento muy frío. No pintaba bien la cosa y como era previsible cayeron unos pequeños granizos en lugar de los esperados copos.


Aunque no había mucha nieve al menos pude traerme una de esas imágenes que tanto me gustan del tipo “Extremadura durante la última glaciación”. Los abedules de Las Alamedas de Gargantilla se encontraban tan en su salsa como lo debieron estar sus antepasados hace unos 10.000 años, al inicio del período Boreal, finalizada ya la última glaciación.

lunes, 22 de febrero de 2016

Talamanca, el pico de las tres provincias.

Los tres mojones de piedras marcan el límite de las provincias.

La cumbre del Talamanca (2.394m) está situada en una cuerda que discurre a más de 2.300 m, por lo que apenas destaca sobre el resto y, en su aridez, no da sensación de tener ninguna relevancia. Sin embargo, allí se juntan las provincias de Ávila, Cáceres y Salamanca, y es uno de mis lugares favoritos de Extremadura.

Con los años me va surgiendo la duda de si soy un friki o un gourmet con mis gustos en asuntos de Naturaleza. Tantos años saliendo solo al campo que no sé si me habré perdido algo y, por eso, me incomoda ver la absoluta indiferencia o extrañeza, cuando no condescendencia, en otras personas ante lo que para mí es una auténtica joya de la Naturaleza.

Bola casi perfecta de Silene ciliata entre claveles de Gredos.

Al diablo. Estos prados de cumbres del Talamanca son impresionantes, posiblemente sean los que soportan las peores condiciones climatológicas de Extremadura y, por ello, las plantas aquí son de una extraordinaria belleza, al llevar al extremo sus adaptaciones. Yo también sé que no son un prado milflores alpino, ni sus habitantes deslumbrantes orquídeas tropicales, pero eso no debe desmerecerlo en absoluto. Es el minimalismo hecho Naturaleza. Una comunidad vegetal concisa, aunque exclusiva de las cimas de Gredos, con sólo unas pocas especies de plantas, diminutas y en apariencia iguales en sus sencillas formas semiesféricas, que apenas son capaces de cubrir un 10-20% del terreno sobre el que se asientan, dejando al descubierto entre ellas un suelo mineral blanco de grava estéril y rocas dispersas, casi como un jardín japonés seco (kare-sansui). Un lugar, cuanto menos, peculiar. Dianthus gredensis, Silene ciliata, Jasione crispa subsp. centralis, Agrostris rupestris, Minuartia recurva, Sedum brevifolium, Sedum candollei, Armeria bigerrensis subsp. bigerrensis, Jurinea humilis, Thymus praecox y para de contar. En algunos puntos cercanos a roquedos aparecerán, de manera testimonial, otras especies ajenas a esta comunidad, que aunque se podrán contar con los dedos de las manos, serán en buena medida endemismos exclusivos.

Banquete de Mylabris sobrina sobre Silene ciliata y Jasione crispa.


Últimamente, sin embargo, ya no son tan placenteros mis paseos por esta zona, parece que los veranos comienzan a hacerse muy largos y los inviernos demasiado suaves para estas plantas. Demasiadas plantas adultas muertas, tengo la impresión de que en las zonas más expuestas no pueden soportar las fuertes heladas invernales, sin cobertura de nieve y sin un correcto endurecimiento por unas temperaturas relativamente suaves en los últimos otoños. En otros casos, parece que la falta de agua, debido a la falta de nieve, está acabando con las plantas más exigentes que ocupan las pequeñas vaguadas originadas por la escorrentía del deshielo. A esto hay que unir la predación de flores por parte de escarabajos florícolas, básicamente Mylabris sobrina, que en algunos puntos es alarmante (este verano he contado plantitas de medio palmo con más de 50 escarabajos comiendo sus flores, todas sus flores). Parece que estos escarabajos antes sólo abundaban en los piornales, pero la sensación es que cada año son más abundantes en las cumbres. Por si todo esto no fuera suficiente, los jabalíes también comienzan a ser habituales por aquí y levantan grandes superficies de estos prados psicroxerófilos, matando a todas sus plantas. Lo más grave es que estas plantitas necesitan vivir muchos años para poder garantizar que sus retoños las sustituirán, porque la mortalidad juvenil en una zona tan hostil es extremadamente elevada. Sin flores y con los adultos muriendo rápidamente el futuro no parece muy prometedor.

martes, 2 de febrero de 2016

Para los que irán a la FIO. La fresneda del Malvecino. Parque Nacional de Monfragüe.

Viejos fresnos trasmochos y tamujos ramoneados.

Siempre he pensado que ser una referencia mundial para la observación de rapaces predispone al visitante, que corre el riesgo de no valorar este espacio en toda su justa medida. Un ejemplo: Monfragüe da cobijo a una de las mejores colecciones de bosques de ribera mediterráneos de Extremadura. No es un pensamiento original mío, pues ya Unamuno, tan poco dado a los excesos de flores, consideró los sotos del río Tajo a su paso por Monfragüe como uno de los lugares más idílicos de España. Los embalses acabaron con eso y los ciervos causan muchos daños a lo que sobrevivió, pero, con todo, los bosques ribereños de los arroyos Riofrío, del Cubo o Calzones siguen siendo de lo mejor de Extremadura.



Las fresnedas mesomediterráneas luso-extremadurenses son uno de los bosques más castigados por la mano del hombre. Sin duda, el hecho de distribuirse en buena medida a lo largo de los cauces que cruzan las mejores tierras agrícolas tiene la culpa de ello. De hecho, hoy día en demasiadas ocasiones consideramos la presencia de este tipo de bosque cuando encontramos algún fresno testimonial a lo largo de un cauce desnudo, en una labor casi forense.

Pasarelas de madera en la zona más angosta del recorrido.

Por suerte, en Monfragüe no todos estos bosques están dentro de zonas de reserva no visitables, de hecho, la magnífica fresneda del Arroyo Malvecino se puede visitar desde Villarreal de San Carlos en un corto paseo. Para esto también están los Parques Nacionales.

El Arroyo Malvecino es un cauce modesto, que sufre un fuerte estiaje que impide que los alisos desplacen a los fresnos. Además, en un corto tramo podemos ver distintas morfologías de cauce: de tranquilo arroyo de aguas lentas, pasando por remansos con pocetas, a pequeña garganta encajada, que permite la formación de bellas comunidades colgantes de helechos y hepáticas sobre las rocas rezumantes situadas sobre el cauce. En todos estos tramos los fresnos son la especie dominante con ejemplares de todas las edades, entre los que sobresale un puñado de árboles notables con su porte natural, junto a otros viejos que muestran la huella de antiguos desmoches y avenidas. En algunos tramos la densidad de fresnos crea un ambiente umbroso y fresco, con troncos cubiertos de musgos y suelos tapizados de Flor de jarro. Junto a ellos se encuentran algunos almeces, viejas lianas de Parra silvestre y un cordón espinoso de tamujos, acompañante típico de estas fresnedas del suroeste ibérico y que, por exceso de ramoneo, apenas si muestran los típicos tonos rojizos de las yemas de esta especie durante el invierno. No faltan tampoco los juncales de Junco churrero, ni los verdes vallicares con Menta de burro en las orillas, que atraen a los ciervos como un imán.

Esta Cornicabra es una de las joyas de Monfragüe.

Durante este recorrido también nos cruzaremos con un monumental ejemplar de Cornicabra al atravesar el encinar de ladera. Está al borde del camino, no hay pérdida. Se trata de un ejemplar muy viejo que abandona su madurez para adentrarse en las primeras fases de la senescencia.

lunes, 25 de enero de 2016

De la tradicional, y siempre infructuosa, excursión Treparriscos en La Villuerca.

La del medio de Los Chichos.

Se ha convertido ya en una tradición desde que hace unos 15 años me hablaron de avistamientos de Treparriscos en la cima del pico La Villuerca (1.595 m). No hay invierno desde entonces que no reserve un día para probar suerte.

Debo reconocer que no lo hago del todo convencido, con un abierto espíritu deportivo diría, las varias jornadas con tortícolis por Picos de Europa y los Pirineos hasta que di con el pájaro en cuestión no se olvidan fácilmente y aquí, en Extremadura, es un invernante muy escaso que puede aparecer casi en cualquier sitio, pero es como la ilusión de la Lotería de Navidad. Sin embargo, este año no lo tenía nada claro, las temperaturas tan suaves del invierno no me animaban mucho, la tradición peligraba…y entonces, veo en Facebook una cita de Treparriscos de esta semana en la zona.

La jornada comenzó fuerte ya antes de salir de Cáceres, fuimos a desayunar churros y mi mujer, que desconoce la palabra miedo, pidió como si no hubiera mañana. Tuvimos que sacar la bandera blanca y es que estoy convencido que los churros deben ser un alimento mortal para cualquier ser humano que no tenga miles de años de ancestros en la Península Ibérica, suficientes para que le hayan conferido resistencia a su sistema digestivo.

En La Villuerca, tras el saludo de rigor a los acentores alpinos, lógicamente no vimos ni rastro del Treparriscos, pero eso apenas si me importó pues ya andaba yo bastante preocupado echándole el ojo a las lagartijas que correteaban sobre las rocas (otros años han sido las plantas de las fisuras, o los cambrones, o lo que sea). Aunque estaban muy activas y corrían como demonios me parecieron Podarcis guadarramae subsp. guadarramae, que deben mantener allí arriba una isla rodeada de un mar de Podarcis virescens. Resulta chocante, pero debería haber nieve en esa zona y no lagartijas correteando.

Podarcis guadarramae subsp guadarramae. La Villuerca. 1.595 m.



El fracaso es una buena excusa para un paseo por La Puebla de Guadalupe, que nos hizo olvidar rápidamente al dichoso pajarito.

miércoles, 20 de enero de 2016

Otra vez la Blanca Cacereña.

Vaca Blanca Cacereña. El Caraquino (Cáceres)

No puedo evitar dedicarle unas cuantas líneas a la Blanca cacereña cada vez que me cruzo con ella en el campo (ver otras entrada del blog aquí y aquí), esta vez entre los Llanos de Cáceres y la Sierra de San Pedro, su tierra clásica.


Tampoco puedo evitar pensar sobre el futuro de esta raza amenazada. Pienso que es una pena que esta raza, que genéticamente está más próxima a razas asiáticas que a españolas o europeas, continúe siendo la hermana pobre de nuestras razas autóctonas. Sobre todo porque en ese reservorio genético encontramos características de rusticidad adaptada a la aridez y al alimento pobre que, tal y como van las cosas, haríamos muy bien en no perder. Pero, es que además, todos los que han catado su carne ensalzan sus características diferenciadas y de extremada calidad, que en un mercado cada vez más lleno de productos gourmet podría tener su sitio, pese a su bajo rendimiento. Ahora todo el mundo quiere criar terneras Wagyu que nunca soportarán la comparación con la genuina ternera de Kobe, al igual que un cerdo negro chino nunca será como un ibérico de dehesa. Aunque sólo sea porque en ese tipo de mercados lo original si cuenta.

lunes, 11 de enero de 2016

MOSQUITEROS EN EL JARDÍN, HÉROES O VILLANOS.



Aunque es una práctica mucho más extendida en áreas tropicales, la polinización por parte de los pajarillos en Europa es bien conocida en mosquiteros y currucas. Lo cual no quita para que a uno le haga mucha ilusión poderlo observar directamente desde la ventana de casa.


Llevaba unos días observando un pequeño grupo de 4 mosquiteros comunes que se reunían en torno al ejemplar de Fatsia japonica de casa, que como todos los otoños e inviernos estaba cuajada de flores en sus umbelas. Como pasaban los días y seguían con su costumbre, me puse a observar qué es lo que andaban tramando. Picoteaban las florecillas, imagino que buscando néctar, pero el caso es que no parece que fueran muy beneficiosos para la Fatsia pues, pasado unos días, el suelo estaba cubierto de flores de la planta y no había ni un solo fruto cuajado. Ignoro si los mosquiteros dejaban inútiles las flores, con lo que más que polinizadores serían ladrones, o bien la Fatsia es autoincompatible (no recuerdo haber visto nunca sus bayas negras por casa). 
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