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Cabras jurdanas berrendas en colorao. El Gasco, Nuñomoral (Cáceres). |
La comarca de Las Hurdes
(Cáceres) es un lugar especial. No importa lo mucho que se haya quemado, no
importa los daños que se le hayan infringido a su patrimonio arquitectónico,
sigue conservando su carácter genuino, totalmente alejado de los parques
temáticos en los que se han convertido muchas de nuestras zonas rurales en pos
del bendito turismo rural. Aquí, de momento, nunca tienes la sensación de estar
en un decorado.
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Macho de cabra jurdana con su tupé. |
En sitios así, lógicamente, uno
no puede andarse por las ramas y hay que buscar comer cosas genuinas como la
famosa ensalada de limón y naranja o el no menos famoso cabrito. Por desgracia,
el verdadero cabrito de Las Hurdes ya no existe o, para ser más exactos,
desaparecerá tal vez en unos pocos meses. El Cabrito de Las Hurdes sólo puede
ser de Cabra Jurdana, la raza autóctona ancestral de esta comarca y no corren
buenos tiempos para esta bella cabra. Lo otro, es un cabrito en Las Hurdes.
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Rebaño mixto donde se mantienen las últimas cabras jurdanas. |
¿Cómo puede ser que la raza
autóctona de la comarca, productora de su más valioso producto gastronómico,
esté al borde de la extinción?, ¿cómo puede pasar en una comarca que busca
destacarse como un producto turístico diferenciado?, ¿cómo puede pasar en la
Europa de la PAC y los FEADER?, ¿cómo puede pasar esto en el siglo XXI?
La verdad es que la Cabra Jurdana
se ha quedado sola. Abandonada por los restauradores que no han sabido ofertar
y valorar un producto singular; abandonada por los ganaderos que han realizado
una auténtica limpieza étnica de sus piaras, siendo absorbida la Jurdana por
cruzamientos con machos de otras razas y abandonada por las administraciones,
que han decidido darla por muerta mientras aún respira su patrimonio genético en
unas pocas cabras de El Gasco y quizás Las Erías. Alguna razón habrá para este abandono.
Debe estar bien justificada la renuncia a un elemento tan valioso de la cultura
hurdana.
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Chivarra jurdana nevada. |
Pero lo cierto es que las pobres
lanecas no parece que hayan cometido ningún error. Son unas cabras de una
dureza y rusticidad extrema a juicio de todos los cabreros que las trabajaron,
incomparablemente adaptadas a los valles altos de Las Hurdes. Su porte es muy
similar al de la cabra montesa, de cuerpo macizo y patas cortas, mucho mejor
adaptadas a los lanchares de pizarra que las andarinas y más grandes Verata y
Retinta, por citar solo a dos razas extremeñas entre las muchas razas que han
desplazado a la Jurdana. No hay ningún estudio que demuestre que, en esas
condiciones, la Jurdana sea menos rentable. No hay ninguna raza que se haya
impuesto a la Jurdana, de hecho, las piaras actuales son unos entes mil leches
fruto más de una inquietud coleccionista que de una metódica selección.
Por otro lado, muy pocos son los
que han probado el genuino Cabrito de las Hurdes en las últimas décadas, pero
coinciden en que, pese a un rendimiento muy inferior en peso, su mayor calidad
organoléptia era clara, un patrón típico de los productos gourmet.
No menos valiosos son los
recuerdos de las imprescindibles sogas confeccionadas con el pelo de estas
cabras o la participación de sus cuernos y pieles en diversas manifestaciones
del folclore hurdano. Sin olvidar que estas eran las cabras de la archiconocida
película de Buñuel. No quiero pensar que esta raza hubiera corrido más suerte
con otro nombre y en otro lugar, tal vez entonces las administraciones se la hubieran
tomado más en serio, como corresponde a una raza catalogada en Peligro de
Extinción, antes de decidir su descatalogación. Tal vez, incluso, se hubiera
incluido hace años en el Programa nacional de conservación y fomento (cuando
según los datos publicados por el CENSYRA de Badajoz todavía existían unos 50
ejemplares), como se ha hecho con otras razas en una situación similar a la de
la Jurdana.
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Aspero valle del río Malvellido donde pastan las últimas cabras jurdanas. |
En El Gasco todavía hemos podido
ver algunas de estas cabras jurdanas, incluso de buenas características
morfológicas si hemos de seguir la publicación del FEAGAS. Unas cabras que
todos los viejos cabreros al observar las fotografías reconocieron sin dudar como
las cabras antiguas. Yo creo que con semejante aval no hace falta nada más,
diga lo que diga el Ministerio de Agricultura. Pero lo cierto es que sus
propietarios están un poco cansados y desmotivados. Cada vez mantienen menos animales
de Jurdana en favor de otras razas o sus cruces. El hecho de tener problemas
para el cobro de la subvención que tienen los ganaderos de caprino, no creo que
les ayude a motivarse para sobrellevar la desigual tarea de competir contra
cabritos más grandes, ya no son unos niños precisamente. Mucho me temo que
cualquier día echen el cierre y con él se acabe todo. Ahora sí.