Calima desde Sierra Nevada (Granada). 2.900 m. Foto viejorra. |
Hoy mientras sacaba la basura,
eran más de las 10 de la noche, las chicharras estaban cantando y el termómetro
de casa marcaba los 34 ºC en la calle. Miré al cielo y vi esa horrible calima acompañante
de las olas de calor del verano. La
noche promete.
Sin embargo, desde hace ya
algunos años encuentro mi consuelo ante esta circunstancia, fue tras leer un
informe sobre los proyectos AL:PE 2 (1995) y MOLAR (2000) que estudiaron la
contaminación vía atmosférica de las lagunas de las montañas europeas. Los
resultados eran sorprendentes y la calima jugaba un papel inesperado.
Cuanto más cerca del centro industrial
de Europa, más contaminadas estaban las lagunas por la deposición ácida (óxidos
de Azufre o Nitrógeno de los combustibles fósiles). Así, las lagunas del norte
de España estaban más contaminadas que las del sur. En Gredos se estudió la
Laguna Cimera (2.140 m.), la que está a mayor altitud de las famosas Cinco
Lagunas. El contenido en Cadmio en el hígado de los salvelinos, que se soltaron
allí para pescarlos, alcanza niveles no aptos para el consumo.
Y ¿qué hay de la calima?, pues
resulta que las aguas de estas lagunas de origen glaciar, en su pureza, tienen
una nula reserva alcalina que neutralice la lluvia ácida. Sin embargo, el polvo
sahariano que llega a la Península durante las olas de calor tiene un ph
básico, que neutraliza en buena medida los efectos de esa contaminación vía
atmosférica. Increíble. Ahora hay que mirar con mejores ojos a esos cielos
sucios de estos días. El que no se consuela es porque no quiere.