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sábado, 6 de abril de 2019

El Narciso de Sierra de Gata (Narcissus vitekii)

Aunque no es su hábitat predilecto, también se adapta a una buena fisura rocosa, ¿cosas de familia?


Es una lástima que una planta tan bonita y casi exclusiva de Extremadura, haya creado un malestar tan grande tras su descripción en 2018. Mucha gente tiende a pensar que la gente aficionada a las flores es una banda de tiernos querubines y les sorprende descubrir que la palabra deshonestidad también se usa por esos barrios. Nunca me han gustado los nombres científicos basados en apellidos, creo que deberían reservarse con carácter excepcional para gente realmente importante que, además, haya tenido algún vínculo con el taxón que lo recibe. De no ser así se deja un tufillo a peloteo cortesano muy poco elegante. Cierto que es más socorrido que dar con una palabra que defina al objeto de descripción, no sé si están utilizados ya en algún narciso, pero obscenus o impudicus le cuadrarían bien a este pequeño y bellísimo narciso.

Esas hojas azuladas y carnosas recuerdan a las de su vecino el Narcissus minor subsp. asturiensis

Hace unos días me llevaron a conocer a esta especie y, pese a no ser un narcisólogo, disfruté de ella en un paraje donde los narcisos parecen estar a sus anchas, con 6 especies formando poblaciones de miles de individuos y con sus inevitables híbridos por todas partes. Un lugar bien conocido por aquellas personas que un día vieron unos narcisos raros allí y cometieron el error de hacerlo público.

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