Hace ya años que me hablaron de
unas dedaleras blancas en Los Barruecos (Malpartida de Cáceres), pero por una u
otra causa nunca encontraba la ocasión de ir a buscarlas. Este año he dado dos
paseos por la zona y he revisado centenares de Digitalis thapsi, aunque todavía sin flor. En cualquier caso, viendo
las hojas de estas plantas, nada que se pudiera atribuir a alguna de las dos
subespecies de Digitalis mariana que
tenemos por Extremadura. Siempre he pensado para este caso en unos ejemplares
de flor blanca de Digitalis thapsi,
pero la presencia de Digitalis mariana
en el río Almonte despiertan la duda.
Y ya puestos a pasear por estos
impresionantes berrocales, he dejado libre la imaginación y no me ha costado
nada trasladarme a otras eras geológicas. El entorno del Barrueco de Arriba,
menos espectacular y famoso que su hermano mayor (el Barrueco de Abajo, como
era fácil imaginar), mantiene unas formaciones de bolos graníticos a modo de
corrales, que guardan en su interior unas curiosas agrupaciones arborescentes
de Codeso (Adenocarpus desertorum),
un endemismo extremeño, reliquia de la vegetación del Terciario. Al pasear por
alguno de esos pequeños corrales, bajo la copa de esos codesos de hasta 3 m y
troncos añosos, no me ha costado nada retroceder un par de millones de años en
el tiempo. Conocidos en la zona como Leña del diablo, estos viejos codesos
tienen unos portes de planta antigua, hoy día totalmente desacostumbrados por
estas latitudes, donde el fuego, el ganado y la grada sólo permiten la
observación de codesos achaparrados. Acompañando a estos viejos codesos, el
matorral de escoba blanca (Cytisus
multiflorus) perfecciona esta imagen de un hábitat relicto dominado por
matorrales de leguminosas.
Sedum rubens |
Los cordones verdeazulados de las
acederas (Rumex induratus) bajando
por las grietas de los bolos graníticos, los prados efímeros rojizos de Sedum rubens en las repisas y partes
altas de los bolos, los detalles color crema entre el granito de la Coincya monensis y el verde rabioso de
la comunidad de base de cantil con parietarias, mercuriales y la Scrophularia sublyrata (endémica del
suroeste ibérico) añaden color a este magnífico cuadro. Es una lástima que un
loco alemán llenara de basura una parte de este increíble paisaje, en un acto
supremo de soberbia.
Scrophularia sublyrata |