Mosquiteros musicales fotografiados desde la ventana de casa. |
Después de cinco años recibiendo
mosquiteros en mi casa cada otoño, este año los estaba echando de menos. Había
empezado a pensar que el Papamosca cerrojillo que se ha asentado aquí, tomando
un descanso de unos días en su migración, los estaba ahuyentando. Pero ayer ya
vi el primero, uno común, que hoy está todavía por aquí (al igual que el
cerrojillo).
Me encanta ver desde la ventana a
estos pajarillos moverse entre los arbolillos de casa, beber en la fuente y
buscar refugio para dormir. No puedo evitar imaginar su increíble viaje y al
final siempre termino pensando si estos mosquiteros habrán entrado por el
Puerto de Béjar o por el de Tornavacas y si habrán estado en algún momento en
el “radar” de algún cazador nocturno.
Durante 8 años trabajé con
murciélagos y aunque actualmente me encuentro retirado del gremio sigo teniendo
a estas increíbles criaturas en mi cabeza y la razón por la que los mosquiteros
de mi jardín me llevan a los murciélagos es bien sencilla: son su comida.
¿Todos esos años trabajando con
ellos y sigo pecando de esos prejuicios hacia los murciélagos? Me temo que algo
hay de eso, como en casi todo el mundo. Nadie ve mal que un hermoso Gavilán se
coma cada día un bellísimo petirrojo o un herrerillo común, pero que un murciélago
se coma un mosquitero tras capturarlo en vuelo nos despierta el morbo, incluso
en los investigadores más experimentados.
Recuerdo cómo fue el
descubrimiento de este comportamiento en el Nóctulo grande, entonces todavía
llamado Nóctulo gigante, nombre que siempre he creído que cambió para evitar
unir en la misma frase “gigante” con “cazar aves”. Dos entrañables ancianitas tenían
su casa llena de comederos y cajas nidos y su jardín lleno de pajarillos, un
buen día se encontraron un murciélago grandote en una caja nido con plumillas
en la cara. Imaginaron que las plumas se habían adherido al murciélago al
entrar en la caja. No obstante, los investigadores examinaron los excrementos y
pudieron confirmar que había restos de pajarillos en ellos (no sé si tuvieron valor
para comunicárselo a las dos abuelitas). Los análisis de excrementos se
repitieron en más zonas y se confirmaba que los pajarillos formaban parte de la
dieta de este murciélago.
Nyctalus lasiopterus. Hervás, Cáceres. |
Comenzaron a aparecer fotografías
bastante truculentas de nóctulos grandes con pajarillos en la boca (no quiero saber
cómo se hicieron) e incluso los artículos científicos se adornaban con relatos
del tipo “patas de petirrojo cayendo del cielo”. Parecía que tras años de
intentar convencer de la bondad de los murciélagos estos al final eran unos
bichos. Pero conviene no olvidar que la mayor parte de la dieta de esta especie
de murciélago son las polillas, que ciertamente es complementada durante los
pasos migratorios con pajarillos. Tampoco quiero olvidar que en un refugio de
nóctulos grandes un día contamos más de 15 de estos murciélagos que compartían
su estrecho hueco con un minúsculo murciélago Pipistrellus, que apenas era más grande que sus cabezas.
Por supuesto, como pudimos comprobar,
los nóctulos grandes extremeños también comían pajarillos e incluso con algunos
equipados con transmisor pudimos ver cómo patrullaban el Puerto de Béjar
durante la época de migración. El mismo puerto que deben pasar dos veces al año
“mis” mosquiteros.