La Portilla del Losar es el único descanso de la bien llamada Cuerda Mala, lo peor es que a continuación le sigue la Cuerda de los Infiernillos, al fondo de la imagen. |
Hace unos días, mientras me
encontraba en la zona alta del Arroyo de Putopadre, recordé un hecho que me
ocurrió hace 20 años, cuando trabajaba como técnico en la Reserva Natural de la
Garganta de los Infiernos. Estando en la oficina recibí la llamada de una
persona, que a juzgar por su voz y extremada educación me imaginé como una refinadísima
persona mayor. Una persona mayor que se presentó como miembro del servicio del
nomenclátor del Centro Geográfico del Ejército. Una persona mayor que, a medida
que escuchaba su tono de voz y su exquisita dicción, me iba provocando una agradable
sensación de relajación y, entre la neblina de la narcosis, comenzaba a imaginármelo
como el mismísimo tutor de un príncipe.
Estaban trabajando en la nueva
edición de las hojas 1:50.000 y querían poner al día la toponimia, eliminando
errores de localización y ortografía. Le costó mucho hacerme la pregunta, se
veía que le incomodaba, pero al final me dijo que uno de los límites de la
Reserva Natural se apoyaba sobre un arroyo y que éste tenía un nombre
extremadamente soez y malsonante y me pidió por favor que le ofreciera una
alternativa para utilizarla en la nueva edición del mapa. Lógicamente no
necesité que me diera el nombre y le conteste que el Arroyo de Putopadre era el
nombre de ese arroyo, que así era conocido y que así figuraba en el decreto de
declaración de la Reserva Natural. Al insistirme en la necesidad de evitar ese
tipo de nombres, le propuse que me llamara en unos días, mientras intentaba
recabar información sobre esta cuestión entre la gente mayor de la zona. Nunca
más volví a tener noticias suyas. Cuando en el año 2000 compré la nueva edición
de la hoja 576 el Arroyo de Putopadre había desaparecido, en su lugar aparecía
Arroyo de Piernavacas. Aunque la hoja superaba claramente a la edición de 1990,
seguían apareciendo bastantes errores de nomenclatura y sentí lástima por la
pérdida de un nombre tan rotundo a cambio de casi nada. No era una cultura
exquisita lo que me venía a la cabeza ahora al recordar a aquel personaje, más
bien pensaba en fanatismo de sotana.
Puede que lo de Piernavacas sea un nombre legítimo, pero cuando llegas a los tejos de la zona alta de la Garganta de Putopadre comprendes perfectamente el porqué de este nombre. |
Soy un enamorado de los nombres
serranos y creo que junto al paisaje, la fauna y la flora conforman un todo en
las zonas de montaña. Por su sonoridad, por su eficacia descriptiva y por su no
rara retranca, son un patrimonio que no debemos perder por nada del mundo. Sin
ser un experto en la materia, de entre los que tenemos en la parte cacereña de
la sierra de Gredos El Collado Herido es uno de mis favoritos, al tenerlo
grabado en la cabeza tal y como lo pronuncian los cabreros de Tornavacas: Collauriu, casi como el canto de la
Oropéndola. Al subir a la sierra con alguien criado en ella te das cuenta de que
todo tiene su nombre, que no tiene porque ser el mismo que usan en pueblos
vecinos, y que no es necesario un mapa o GPS para orientarse, sólo hay que
recordar que cada cosa está junto a otras cosas y que basta nombrar varias de
ellas para tener una ruta exacta (los famosos waypoints). Con este sistema ayuda mucho que el nombre sea
descriptivo e inconfundible. Puede que nos recuerden lo que está por venir:
Garganta del Malentradero, Arroyo del Temblar, Arroyo de Piernalosa, Collado de
Tripa Seca, Portilla de Pie Sequillo, Puerto de Honduras, Majada de Piegordo, Garganta
de los Papúos, Cuerda Mala, Cuerda Viva, Cuerda Llana, Cuerda Atravesada, Cuerda
de Los Infiernillos, Cuerda…, etc. Puede que señalen lugares destacados por la presencia
de fauna o flora muy llamativa: Arroyo del Avanto, Fuente de Roble Hermoso,
Fuente del Sebillano (de Serbal, no de Sevilla), Escondelobos, Garganta
Lodrera, Hoya del Belesar, Cigunal de las Brujas, Canchal de los Ballesteros,
etc. Otros simplemente son obra de poetas: Canchal del Turmal, Roza Cabecera,
Los Altares, Portilla de la Mentira, Riscos Morenos, Majada Cimera, Plaza de
Redondo, Arroyo de Riscoencinoso, Risco de Peña Lozana, etc.
Bueno, por si nos sirve de consuelo en la versión digital del 25.000 podemos leer aún el nombre que dan los lugareños al arroyo. Se ve que ahí no ha llegado todavía la tijera.
ResponderEliminarGenial .... siemore he querido quecesos nombres no desaparezcan y además, no hay mejor informador que un lugareño. Saludos
ResponderEliminarHola, Alberto q pena me da leer tu historia. Se q eres un enamorado de la naturaleza y te has pasado muchos años investigando la flora y fauna de estas tierras nuestras. Nadie como tú conoce tan a fondo lo q alberga y sus nombres autóctonos... y no hay derecho, sea por lo q fuere... a cambiar así como así, por el simple hecho de la malsonancia, el nombre de un lugar autóctono y arraigado. Forma parte de nuestra cultura, de nuestro hábitat y nuestra cacho de naturaleza. De esa q tan orgullosos nos sentimos. De esa, q hasta por malsonantes los nombres, suenan mejor... con más fuerza y con una personalidad única y auténtica. Nadie debería robar nunca la identidad a una tierra.
ResponderEliminarHola Alberto,soy seguidor de tu blog y admiro tus conocimientos de naturaleza,en concreto del Valle del Jerte.
ResponderEliminarTe comento una reflexión sobre el topónimo ''puerto de Honduras''.
Creo que ese nombre no le corresponde,pues sólo el tramo final de la garganta recibe ese nombre. Supongo que el ingeniero que trazó la carretera vió en el mapa el nombre ese y creyó que toda la cuenca se llamaba así,con lo que cometió un error que perdura hasta nuestros días.
Existió un carril que sacó la madera de una corta de la fuente del espino hacia Gargantilla con camiones a finales de los 40' o principios de los 50',quienes trabajaron ahí sabrían su verdadero nombre.Podría ser puerto de los cucharales o del moro o del collado ruyo..
La gente de Gargantilla tendrán más nombres..
.
Hola Alberto, de acuerdo contigo en que para entender la montaña hay que conocer su toponimia. La dimensión simbólica del paisaje es, junto con la dimensión física y la socio-económica, la clave para comprenderlo.
ResponderEliminarSe ve que el señor mayor educadísimo no estaba haciendo bien su trabajo, porque aún continúan habiendo muchos lugares con nombres raros, feos o malsonantes: Jodar, Guarromán, Pescueza, Pepino o La Gangosa por poner solo algunos casos conocidos de nombres de pueblos. Me extrañaría que ese señor tuviera entre sus atribuciones cambiar los nombres de lugar que no le gustaran, bien pudiera ser, como dices, por fanatismo de sotana o, simplemente, por ser un cursi ridículo.
Hace unos años escribí un artículo sobre este tema que te puede interesar: "Nombrar, apropiar. Arqueología del paisaje y toponimia en la aldea de Otíñar (Jaén),(1300-2000 DNE)" http://www.ujaen.es/revista/arqytm/PDF/R11_1/R111_2_Zafra.pdf
Un saludo