Mucho se está hablando de la excepcional primavera estos
días, una temporada magnífica para las plantas. Había salido a ver qué tal les
iba a unas Marsilea batardae (un raro
helecho con forma de trébol de cuatro hojas) que hay cerca de Cáceres. En años
lluviosos esta planta tiene auténticas explosiones.
Llevaba ya un par de horas por el campo y me paré a pensar
¿por qué me zumban tanto los oídos? No tardé en percatarme que, desde que salí del coche, había estado expuesto de manera ininterrumpida al canto del Triguero.
Un canto que podríamos definir como una cristalería asaltada por elefantes. Es
evidente que Rachel Carson jamás podría haber sido extremeña.
Cuando uno se para a observar a un Triguero -generalmente ellos
hacen lo mismo con nosotros- siempre me viene a la cabeza la definición de una
famosa guía de pájaros: “sin rasgos característicos” o algo similar. Más bien
parece un cruce en el que un gorrión y una alondra aportaron, respectivamente,
lo menos delicado de su anatomía. Los pájaros como el Triguero se suelen
esconder y nos sorprenden con unos cantos maravillosos. Sin embargo, el
Triguero intenta hacerse visible al máximo y nos deleitará con un despliegue
efectista de vuelo de gallina combinado con el canto de una motosierra. Las
trigueras deben alucinar… o no. Resulta que encima al Triguero todo esto le
funciona y no son raros los casos de poligamia. Para un Pavo real o un Ave del
Paraíso esto debe ser terrible y les comprendo.
En Extremadura hay exactamente un Triguero por metro cuadrado
y están todos contentos por esta primavera. Ya estáis avisados.
Estamos avisados. Viviremos la alegría de los trigueros y olvidaremos tanta desesperanza.
ResponderEliminar¡Qué bien lo describes, Alberto! Un abrazo.
ResponderEliminarUn pastor de La Serena, de Campanario, lo llamaba "el pardal cansino", pero pese a ello reconocía le agradaba su irremediable compañía. Estoy seguro de que en algunos lugares hay mas de uno por metro cuadrado.
ResponderEliminar