Situado a unos 900 m de altitud, el Roure Gros domina el Barranc dels Horts. |
Durante años unos amigos valencianos me insistieron que tenía que conocer un bosque que había en Castellón, un bosque con cientos de quejigos centenarios y con un quejigo monumental, el más grande de la Península Ibérica, árbol que me iba a dejar helado. Tenía claro que siendo ellos grandes expertos en los árboles monumentales algo tendría el lugar que tanto les entusiasmaba. Así que cuando surgió la oportunidad allá nos fuimos a conocer el sitio.
El inicio de la visita reconozco que no me impresionó mucho, comenzamos a ascender suavemente por una pista de tierra entre terrazas de almendros y repoblaciones situadas junto al arroyo que da nombre a la zona: El Barranc dels Horts. Ni siquiera la existencia de una microrreserva de flora entre aquellos almendros me animaba. Eran tantas las expectativas creadas que no iba a ser fácil contentarme. Cuando el camino llegó a la zona de bosque me animé con la aparición de los primeros ejemplares centenarios de Quejigo acompañados por encinas. En esos momentos el paisaje me recordaba a las Villuercas cacereñas, con sus árboles centenarios y sus pedrizas. Así llegamos a un paraje con una fuente conocida como Font dels Horts, situada a los pies de unos impresionantes paredones calizos blanquecinos bajo los que se extendía el bosque mixto de encinas y quejigos, una representación magnífica de los quejigares levantinos. En esas pareces habitaba una rica flora rupícola con abundantes endemismos, al punto que había dos microrreservas de flora en ellas. Pero lo mejor estaba por llegar y no tardamos en descubrirlo.
Las plataformas le evitan daños en las raíces. |
Una pequeña veredita nos acercó al Roure Gros, posiblemente el mayor ejemplar de Quejigo (Quercus faginea) ibérico. El árbol, bellísimo por sus enormes dimensiones y por lo equilibrado de su estructura, me recordó inmediatamente al Roble de Romanejo (en una entrada anterior se habla de este árbol), con el que compartía una biometría sorprendentemente similar: 20 m de altura, 6 metros de perímetro de tronco a 1,30 m de altura y casi 30 m de diámetro de copa. Ambos compartían además una edad muy parecida, entre 550 y 600 años y una estructura de copa amplia, globosa, completa y de gran naturalidad.
Siempre había tenido la idea del Quejigo como un arbolillo más frágil que sus parientes los robles y las encinas y no esperaba encontrarme con semejante ejemplar. Ciertamente, los años no pasan en vano, como se apreciaba en las grandes ramas desgajadas de lo alto de su copa, pero aún así el árbol se mostraba magnífico. Poco después supe que un fuerte ataque de oídio casi acaba con él y que requirió un tratamiento de urgencia para salvarlo. No hace falta decir que el viaje mereció la pena.