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domingo, 20 de julio de 2014

El viejo Aliso (Alnus glutinosa).



Resulta muy difícil encontrarse con un viejo aliso en el campo extremeño, llevo muchos años pateando gargantas y ríos y no creo que lleguen a 20 los ejemplares que me han llamado la atención. Son realmente pocos, pero lo más llamativo es que la mayoría de ellos son extra-ribereños o se encuentran en nacientes de las gargantas.

Por desgracia el aliso es una de las especies que más ha sufrido nuestra ignorancia arboricida, nuestras alisedas son continuamente sometidas a “trabajos de limpieza” en las que son eliminados todos los pies añosos y se pone en práctica una especie de jardinería ribereña por parte de unas personas convencidas de que los cauces de agua son tuberías a cielo abierto. Cualquier aliso maduro es un peligro para la Humanidad, el aliso es un árbol estructuralmente muy débil y se pudre rápido, los alisos crean tapones en las gargantas y pueden provocar avenidas, etc. Para evitar esto lo más sencillo es mantener unas alisedas esmirriadas con arboles jóvenes (los sauces por supuesto son una reencarnación del Mal y no se contempla clemencia para ellos). No importa que el aliso lleve millones de años sobre la Tierra sin las ayudas del hombre o que en invierno el río, sin alisos que lo impidan, se lleve grandes mordiscos de los prados ribereños, si la cosa se pone muy fea se pueden poner esos gaviones de malla y cantos rodados tan bonitos.

Cuando un cultivo se establece al borde de una garganta los días felices se acabaron para los alisos de la ribera, puede que al principio el cultivo (leñoso generalmente) conviva sin problemas, pero el agricultor no tardará en mirar con malos ojos esas frondosas copas de los alisos que sombrean su cultivo: la guerra se ha declarado. El final suele ser un tramo de garganta sin alisos.

He llegado a tener que escuchar las quejas de un ganadero que tenía un prado de siega de más de 1 ha con un aliso en una pequeña fuente en el centro del prado: “Este aliso me está sombreando el prado y la hierba no me crece…”. En el Valle de Jerte había algunos prados de siega con manantiales que mantenían pequeñas alisedas, siempre se consideró normal respetar esas madres de agua, hasta ahora.

Por unos segundos esta rama me hizo ver lo que no era.


El ejemplar de la foto está en Casas del Monte, en la Tras la Sierra cacereña, un término que conserva ejemplares notables de casi todas sus especies de árboles, desde los rebollos a los abedules. Este ejemplar es muy accesible y lo conozco desde hace años, pero me parece tan bonito y su entorno es tan bello que siempre me ha dado vergüenza sacar la cinta métrica para medirlo. Sé que no es el más grande, incluso en Casas de Monte hay otro ejemplar mayor, pero este tiene toda la dignidad de los árboles viejos y por sus raíces discurre un pequeño reguero de agua procedente de la garganta cercana creando una zona rezumante con hepáticas, helechos y el bellísimo endemismo gredense Sedum campanulatum. Un árbol de cuento.

4 comentarios:

  1. Fascinante este árbol, como casi todos ellos, con tantos años.
    Un saludo.

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  2. Hablando claro y sin pelos en la lengua, si señor. Considerar suciedad un bosque de ribera es pura ignorancia. Un saludo.

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  3. Además, por lo poco que sé, las raíces del aliso se asocian con bacterias (igual que las leguminosas, pero Frankia en vez de Rhizobium), por lo que fijan nitrógeno y enriquecen el suelo. Pero sí, el tema de intentar convencer para que no "limpien" o "arreglen" es un caso perdido...

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  4. En Jaraiz de la Vera, en la garganta de pedro chate, a unos 200 metros rio abajo del charco de las tablas se inclina sobre la corriente un ejemplar de aliso realmente espectacular

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