SEGUIDORES

miércoles, 9 de julio de 2014

Cosas de abejorros.

Bombus pascuorum en su spa.

Ya he dejado clara en varias ocasiones en este blog mi admiración por los abejorros, soy completamente sospechoso de parcialidad, pero me parecen unos bichos increíbles, fáciles de observar y me encanta estar en sitios repletos de abejorros, sobre todo ahora que empiezan a hacerse raros en muchos lugares. El otro día recorriendo unos prados de siega con setos en la Sierra de Béjar cacereña me encontré con dos abejorros que me sorprendieron, como casi siempre.

El primero de ellos era un Bombus terrestris de talla media-grande, me llamó la atención por la torpeza con la que se movía, supuse que se habría “colocado” con algún néctar, pero al acercarme me di cuenta que le faltaban las alas, en realidad sólo tenía unos muñones. Me senté un rato a ver cómo se las apañaba y no pude evitar sentir admiración por su tenacidad. Subía y bajaba de las flores trepando y se desplazaba andando de una a otra. Lógicamente no podía ser muy exigente y visitaba plantas que no son muy atractivas para un abejorro que puede volar, su cosecha era casi inexistente y poca sería su aportación a la colonia. Los Bombus terrestris tienen varias tallas en función de la alimentación que reciben cuando son larvas, desde obreras más pequeñas que una abeja de la miel hasta pequeñas bolitas peludas de casi medio gramo. Las tallas pequeñas se ocupan de las labores internas de la colonia y las mayores recolectan el alimento en un radio de unos 2 km, aunque algunas de estas grandes pueden quedarse dentro de la colonia. Dentro de la colonia las alas no son necesarias, así que hubiera sido la mejor opción para este abejorro sin alas, pero está claro que le pudo el instinto recolector.

El Bombus terrestris sin alas.


El segundo era uno de esos Bombus pascuorum leonados, mientras recorría la sauceda de un arroyo se posó delante de mis narices en la hoja de un sauce, con esa total ignorancia hacia las personas tan de abejorro. Rápidamente llamó mi atención porque comenzó a restregarse sobre la hoja como si fuera un perrillo, casi parecía disfrutar mientras repasaba todo su cuerpo con las patas. La operación duró casi un minuto y se marchó. Imagino que las hojas de sauce, cargadas como están de alcoholes y taninos, pueden ser un remedio contra los ácaros, que no son nada raros en los abejorros.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado la tenacidad del abejorro sin alas. Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Una lección de supervivencia la que nos dan estos abejorros ¡y muy buenas las fotos que has hecho!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Related Posts with Thumbnails