Avión roquero en un puente de Los Ibores (Cáceres). |
No podemos decir que sea un ave espectacular, de hecho es difícil encontrar un esquema cromático más anodino. Si sus parientes parece que vienen de la ópera, el Avión roquero parece recién salido del huerto. Tampoco le ayuda en esto su mayor corpulencia, que le resta la gracilidad de golondrinas y otros aviones.
Con todo, si la Golondrina común es la campeona absoluta del
vuelo rasante, el Avión roquero es el rey supremo del vuelo lamiendo las rocas.
No conozco otra especie capaz de volar a tanta velocidad a escasos centímetros
de la roca, ya sea verticalmente u horizontalmente. Ninguna capaz de cazar esos
insectos que los vientos arrastran y atrapan en las paredes verticales de roca
o edificios altos.
Hubo un tiempo en el que el Avión roquero era para mí sinónimo
de sierras llenas de cantiles y roquedos. Pero su cada vez más extendida
costumbre de anidar en construcciones humanas hizo tambalear esa idea. Idea que
saltó por los aires un verano en Sierra Nevada (Granada), cuando me enseñaron
una colonia de aviones comunes a casi 3000 m. Pero sería injusto no reconocer
que se trata de una de esas especies que hacen paisaje, porque a una sierra sin
los vuelos rasantes y los reclamos chirriantes de los Aviones roqueros le
faltaría algo.
Si, si del huerto...pero bien pronto preferimos los productor del huerto a los del "super".
ResponderEliminarUn abrazo.