Aunque ese día tenía otro objetivo, objetivo que se estaba
haciendo de rogar, no pude evitar pararme un rato delante de este
encharcamiento de la Sierra de Gata (Cáceres) rodeado de brezal, fruto de la
lluvia y un poco de nieve. No muy lejos de allí encontré a la rara Lycopodiella inundata como ya comenté en
este blog aquí y me picó la curiosidad.
Sin botas de agua, en pleno invierno y con el terreno
totalmente saturado de agua, era digno de un suicida intentar llegar hasta su
orilla, así que me tuve que conformar con una observación rápida y a una
distancia prudencial. Aunque las plantas están aún en desarrollo, se observan
ya algunos juncos enanos (Juncus capitatus),
hierbas estrellas de agua (Callitriche
brutia o C. stagnalis) y lo que
parecen cabelleras de agua (Eleocharis
acicularis).
A más de uno puede sorprender que, pese a su insignificancia,
este tipo de charcones, Estanques Temporales Mediterráneos, estén incluidos
entre los Hábitats de Interés Comunitario recogidos por la Directiva Hábitat
con la categoría de Prioritario. Pero resulta que algunos de ellos son los
únicos refugios para un grupo de pequeños helechos anfibios muy amenazados.
A mí la verdad, lo que me sorprende es su belleza y, aunque
las plantas todavía no han alcanzado su desarrollo definitivo, ya me parece uno
de esos acuarios de plantas de tipo holandés o japonés magistralmente plantados.
Al final de primavera la comunidad ya será casi anfibia, las plantas florecerán
y cuando llegue el verano todo esto se acabará, tal vez algunos juncos puedan
aguantar hasta el otoño con la humedad del suelo, pero lo más probable es que
no quede aquí más que barro reseco. Precisamente este carácter efímero es lo
que da valor a este hábitat, le confiere su carácter mediterráneo, por mucho
que estemos en la sierra más atlántica de Extremadura.
Muy interesante, Alberto. Me ha recordado a las balsas temporales de las Baleares donde vive la Marsilea strigosa. Un saludo.
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