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viernes, 21 de diciembre de 2012

Grullas en el Embalse de Gabriel y Galán (Cáceres, Extremadura).



Familia  alimentándose en una dehesa del Ambroz.


Si alguien me pregunta por un lugar para ver grullas en Extremadura tengo claro que le diré que la zona de Madrigalejo-Navalvillar de Pela. Pero si la pregunta es por mi lugar favorito para ver grullas en esta región tampoco dudaría con la zona, en este caso la del Ambroz y Embalse de Gabriel y Galán.


El Embalse de Gabriel y Galán visto desde la subida al Puerto de Honduras.


Que este núcleo de invernada “sólo” acoja a unas 800-1500 grullas (algo menos del 2 % de las que invernan en Extremadura) no representa ningún demérito para mí. Este es un núcleo tradicional de grullas de las de antes, que se desparraman en pequeños grupos familiares buscando alimento por dehesas con paredes de piedras donde pastan vacadas de moruchas, avileñas y ganado bravo. Cuando muchos de estos núcleos de dehesa van perdiendo efectivos invierno tras invierno, en favor de otras zonas con cultivos de regadío, este núcleo se mantiene estable y me gusta pensar que es por fidelidad.


Grupo de grullas con el Torreón y el Pinajarro de fondo.


Tras observar a las grullas en las dehesas, el mejor momento del día es la entrada al dormidero del embalse y en eso tiene mucho que ver la ubicación del mismo (no es mala opción, aunque habrá que contar con la suerte, la de esperar el paso de las grullas por el Valle de Jerte desde la zona de Cabezabellosa, por ejemplo). El Embalse de Gabriel y Galán se encuentra rodeado por las montañas del Sistema Central por el norte, este y oeste, mientras que al sur se extienden los extensos y densos encinares del Ambroz. El propio embalse, con su contorno irregular entre pequeños cerros poblados con encinares y pinares, presenta un aspecto muy poco artificial que no desmerece en absoluto. El fondo sobre el que discurrirán los vuelos de las grullas difícilmente puede ser más atractivo.
 

Algunas de las primeras en llegar cruzan el Valle del Jerte desde La Vera y el norte de Monfragüe.


Esta zona además es una amplia zona deshabitada, sin luces de pueblos y sin carreteras principales (yo suelo situarme en un lugar desde el que la presa no es visible), lo que la convierte en una zona de una increíble tranquilidad durante estos atardeceres de otoño e invierno. Lo apreciaremos por lo distante de los bocinazos de las grullas que podremos escuchar. Las oiremos cuando aún están en el suelo de las dehesas y en vuelo las oiremos bastante antes de que las podamos ver. Al estar tan dispersas y estar los comederos tan próximos al embalse, las grullas van entrando en numerosos grupos, la mayoría de ellos de menos de 100 aves. Tampoco se esmeran mucho en adquirir una formación en V muy marcada, ni en ganar altura, de modo que son comunes los largos cordones de aves cruzando las aguas del embalse a pocos metros sobre el agua. Sus trompeteos en esos momentos suenan de una manera impresionante, como si estuvieran en un auténtico auditorio.
 
A la puesta del sol la llegada de grupos se acelera.


Vista del embalse, con un nivel de agua bastante bajo para la época.


Ya de noche nos retiramos, pero antes debemos atravesar alguno de los parajes por donde se vieron linces hasta hace muy pocos años. Sé que es un imposible y, aún así, nunca puedo evitar cierta tensión infantil que no se pasa por muchas veces que haya recorrido estos caminos. Soñar es gratis…todavía.

¡FELIZ NAVIDAD!

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo.
    Donde estén las grullas en la dehesa...
    Un abrazo

    Feliz Navidad

    JM

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  2. Bellas imágenes. Lo tendré en cuenta cuando quiera ver grullas. Felicidades

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  3. Pasé varios años llevando el Aula de las Grullas en Zarza de Gaanadilla y quizás la imagen en la Dehesa de Casablanca con sus viejas encinas y las paredes de piedra sea mi estampa favorita, muy buen relato que evoca mis soudades, un abrazo

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  4. Preciosa entrada Alberto. He sido otro habitual en Gabriel y Galán. A mi me tocaban los censos mensuales de Adenex desde 1995 y durante un década más. Luego las visitas se han vuelto esporádicas. En la semana anterior hemos realizado otro censo de grullas de Extremadura y volví con cariño a Gabriel y Galán el 23 de diciembre. Y con récord: 2.116 grullas apuntadas. Nunca hubo tantas. Que maravilla de sitio.
    Feliz año y todo eso.

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