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lunes, 1 de octubre de 2012

LOS FRUTOS DEL LORO (Prunus lusitanica).


Prunus lusitanica. Las Villuercas, Cáceres.
Aprovechando que el domingo se presentaba como un día perfecto para salir al campo, soleado tras días de lluvia y con entre 15 y 20 °C, decidí acercarme a visitar algunas loreras de las Villuercas (Cáceres). Este es un buen momento para ver cómo han pasado el verano los loros (Prunus lusitanica), para ver la cantidad de frutos que han producido y para rebuscar las plántulas recién emergidas antes de que ciervos y corzos se las merienden. Muchas diferencias entre las dos loreras más importantes y como viene siendo habitual últimamente El Mesto le gana la partida a La Trucha.

Cuando ya estaba empezando a cambiarme el semblante un Mirlo acuático que buceaba en la lorera de la Trucha me distrajo y comencé a fijarme en los pajarillos que pasaban por la zona, imagino que buscando los frutos del loro, que a fin de cuentas no deja de ser un pariente del cerezo. Tan bucólico me puse que me olvidé de antiguas experiencias y me comí una magnífica cerecita madura de loro. Si pudiera describirse en una escala el grado de amargor este debería estar cerca de “soñar con una muerte rápida”. Me llevó un buen rato que mi boca volviera a este mundo.
Los arces (Acer monspessulanum) se están quitando del medio este año muy pronto.

Esto me hizo pensar que la dispersión del loro, aunque parece que también se debe a pequeños mamíferos, debe ser más bien trabajo para las aves. Muy mal debe estar una garduña rodeada de extensos madroñales cuajados de dulces frutos para hacerle semejante desaire a su paladar. Además, el tamaño del fruto es típicamente pajarero.

Esta relación planta-ave es una de las maravillas de la Naturaleza. Así un pequeño pajarillo nacido al norte de Alemania, por poner un ejemplo, puede volar durante miles de kilómetros, en una época con muy pocos insectos y casi ninguna semilla, en dirección al sur rumbo a África. Parará en las zonas donde abundan árboles con frutos, imagino que cada uno se irá elaborando su propia ruta con sus propias “estaciones de servicio”, que con suerte repetirá en años sucesivos. De esta manera, además, su ruta migratoria se enriquecerá con los frutos que el mismo contribuye a dispersar. Cuando se avecina el momento más difícil, cuando requerirá mayor esfuerzo y consumo de reservas, la Naturaleza le echa un cable en forma de extensa franja por toda la zona mediterránea cuajada de acebuches (y desde hace unos milenios olivos también), que le proporcionan auténticas bombas energéticas que le permitirán cruzar el mar y el desierto. Es impresionante.

3 comentarios:

  1. Jejeje, hice lo mismo hace algo más de un mes con una cereza silvestre del Guadarrama que tenía un color de estar madura y riquísima y madre mía casi se me dan la vuelta las encías.
    Otra curiosidad botánica que debo ir algún día a visitar: las loreras.
    Un saludo

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  2. ¿El arce que aparece en la foto se puede considerar una especie que se ha habituado al entorno mediterráneo? ¿Hay muchos por las Villuercas? Un saludo!!

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    Respuestas
    1. Esta es una especie típica de ambientes mediteráneos, aunque con cierta influencia eurosiberiana. Nunca forma grandes rodales, aparece más bien disperso por toda la provincia, aunque es más común en zonas de sierra: Valle del Jerte, Villuercas, Ambroz, La Vera.

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