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lunes, 8 de octubre de 2012

LA GRASILLA PÁLIDA (Pinguicula lusitanica).

Pinguicula lusitanica. Reserva Regional del Cíjara, Badajoz.


Pese a su nombre, esta especie ocupa toda la fachada atlántica europea, desde el norte de Escocia al norte de Marruecos. Se trata de la única especie del género dentro de Extremadura, aunque a este respecto aún recuerdo cómo hace años me dejé las suelas de unas botas buscando Pinguicula grandiflora en la Garganta de los Infiernos en la sierra de Gredos cacereña. Me habían enseñado una foto supuestamente tomada allí, que finalmente resultó ser una foto de Peñalara. Es el riesgo de no ser ordenado con las fotos.

En los últimos años las grasillas, entre otras especies de plantas carnívoras, se han hecho populares entre los aficionados a la jardinería, que disponen de una buena oferta en los centros de jardinería, generalmente vistosos híbridos de hermosas flores similares a las violetas. Quién tenga esa imagen en la cabeza se llevará una desilusión cuando se encuentre con Pinguicula lusitanica, la más esmirriada de las grasillas ibéricas. Yo reconozco que no soy objetivo porque me atraen casi todas las plantas, esta no es una excepción, pero debo reconocer que la primera impresión con esta especie suele dejar bastante frío. Es muy pequeñita (máximo 12-15 cm contando el tallo floral) y la roseta de hojas a veces es poco más grande que una moneda de 2 euros. Estas, además, están parcialmente enrolladas y tienen un intranquilizador aspecto viscoso verde-amarillento con venitas rojas. Un asquito vamos. La florecilla tampoco es un exceso de la Naturaleza y hay que ser generosos para ver alguna similitud con las violetas o incluso las prímulas, como en la mayoría de sus parientes. Su color como colofón es de un blanco azulado poco llamativo.



Sin embargo, estos “sin embargo” son siempre muy importantes para mí, estamos ante una grasilla peculiar y con su propia personalidad. Es una planta de vida corta, unos 2 o 3 años, a la que no le gusta la presencia de muchas plantas a su alrededor, algo difícil en las zonas turbosas donde vive. Por eso es frecuente verla en zonas muy próximas al agua, en los canales que drenan las turberas, canales que habitualmente pueden subir de nivel de agua durante varios días. Esto no es ninguna molestia para esta pequeña plantita que aguantará varios días bajo el agua, pero reduce mucho el número de especies vegetales que pueden colonizar estos medios anfibios. También se distingue de otras grasillas ibéricas en que mantiene sus hojas carnívoras durante todo el año, a diferencia del resto que tiene hojas de “entretiempo” y otras más desarrolladas de verano con capacidad carnívora. Esto puede ser una forma de ahorro de costes para una especie de vida corta, aunque tiene dos graves inconvenientes. El primero es que las hojas carnívoras dotadas de abundantes glándulas, que segregan mucílagos pegajosos unas y enzimas digestivas otras, producen un gran consumo de agua por parte de la planta, que se deshidrataría rápidamente si no tuviera a su disposición agua permanentemente. El segundo es que las elaboradas hojas carnívoras no resisten las heladas, por lo que estas plantas aparecen como quemadas en invierno y mueren en zonas muy frías, a diferencia de otras especies ibéricas, cuyas hojas no carnívoras forman unas yemas muy apretadas al final de la temporada que pueden resistir las heladas y que reciben el apropiado nombre de hibernaculum.

Con unos requerimientos tan marcados su presencia en Extremadura no debería ser abundante y así ocurre, ya que sólo está presente en los escasos enclaves turbosos de las Villuercas cacereñas y la comarca pacense de Los Montes. Nunca me he parado a contar cuantas plantitas de estas puede haber en una turbera, probablemente entre varios cientos y pocos miles, porque no es esa la pregunta que hay que hacerse sino ¿estos pocos metros cuadrados de turbera tienen garantizado su futuro?

Ya les digo que por muchos carteles y pasarelas de madera que les coloquen la respuesta es no.

2 comentarios:

  1. La verdad duele, pero todas estas plantas de trampales están condenadas...yo tampoco lo dudo.
    Las fotos están tomadas en el Benazaire?
    Excelente entrada.
    Un saludo.
    Javier.

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