Interior de uno de los pinares del Tiétar. Cáceres. |
El Pino resinero (Pinus pinaster) ha sido durante muchos
años una especie mirada con recelos. Unas extensas repoblaciones mal
gestionadas le llegaron a poner casi a la altura del eucalipto y, sin embargo,
estamos ante uno de nuestros árboles más genuinos.
Hace tiempo que deje de plantearme
la cuestión del origen de esta especie en Extremadura, creo que es algo que
nunca se llegará a verificar al 100 % (aunque todo está de su parte). Los
últimos miles de años han visto producirse idas y vueltas de casi todas las
especies arbóreas en el norte de la provincia de Cáceres, bien por causas
naturales, bien por causas humanas o bien por ambas. Por otro lado y, después de
todo, una dehesa de encinas puede ser tan poco natural como una plantación de
pinos.
Me parece más importante el grado
de naturalidad que presente el pinar, que dicho sea de paso, suele dejar mucho
que desear por esta región. Por eso es un verdadero alivio contemplar alguno de
los fragmentos supervivientes de lo que debieron ser los extensos pinares de
los arenales del Tiétar cacereño. Las zonas de mayor calidad son fáciles de
transitar con un sotobosque de helechos, espinos y alguna escoba, junto a robles
rebollos y alcornoques, incluso hay claros con pastizal. Por el contrario, las
zonas más degradadas presentan un sotobosque con jaras y brezos mucho más denso.
Hay zonas en las que podemos encontrar pinos enormes con las ramas tocando el
suelo alrededor del tronco, con decenas de orquídeas creciendo bajo ese refugio,
zonas con helechos más altos que una persona, pinos como columnas de catedrales
junto a enormes pinos revirados, tan característicos de esta zona. Siempre he
creído que estos pinares serían mucho más valorados de estar situados en una
zona con relieves, que permitieran una contemplación con varios planos, y no como
el monótono muro verde que aparece en estas llanadas arenosas rodeadas de
cultivos. No son muy fotogénicos, son bosques para disfrutar desde dentro, como
buen bosque de llanura. Las aves no se comen tanto la cabeza y saben elegir,
por eso la colección de aves forestales de estos pinares es la más completa de
Extremadura y abundan también las ardillas, una rareza por aquí. Las cigüeñas
negras, alcotanes o halcones abejeros parece que han conseguido lo que no
hicieron los millares de pinos destinados a construir palacios, puentes y catedrales.
Ahora estos bosques son refugio de aves amenazadas.
Armeria arenaria subsp. vestita. Pinares del Tiétar. Cáceres. |
Hacía tiempo que no me daba un
paseo por alguno de estos pinares y el otro día, con la excusa de ver una
planta muy rara localizada en uno de ellos, me acerqué a pasar una mañana entre
pinos. En efecto, allí me encontré con la Armeria
arenaria subsp. vestita, bien
acompañada en esta ocasión por otra de nuestras joyas botánicas: el Iris lusitanica. Se trata de una planta
muy escasa de la que apenas se conocen tres poblaciones en Extremadura. Fuera
de aquí hay alguna cita en la sierra de Gredos (Ávila) y en el Parque Nacional
de Cabañeros (Ciudad Real), localidad que no recoge Flora Ibérica. El entorno
del Sistema Central es un banco de prototipos del género Armeria, aquí se encuentran un buen puñado de especies y
subespecies. La frecuente hibridación entre ellas ha dado lugar a especies
nuevas, pero también está produciendo absorciones de algunas armerias raras por
parte de sus parientes más exitosos, como parece que está ocurriendo con la Armeria arenaria subsp.vestita.
Armeria arenaria subsp. vestita junto a Iris lusitanica en un claro del bosque. |
Estos pinares fueron un día la
joya de la corona del concejo de Plasencia, figurando el pino en el escudo de
la ciudad desde el siglo XII (hoy todos pertenecen a otros municipios). Ya
desde 1463 contaron con un cuerpo de pinadores para su vigilancia. Aún
sorprende la gestión tan “moderna” de las ordenanzas de aquellos años, que
llegaron a establecer reservas integrales-de las de verdad- en el Pinar del
Moreno y la Bazagona. Menos sorprende que las buenas prácticas se fueran
relajando con la ayuda de la codicia y gran parte de aquellos pinares ya no
existen. Hoy día, una extraña y rimbombante figura de protección-Corredor
Ecológico y de Biodiversidad Pinares del Tiétar-vela por su conservación. No
debemos, pese a todo, dejar de creer en los milagros…
Muy interesante el origen de estos pinares y su protección desde el siglo XV. Yo había leído que en tiempos de Carlos I y Felipe II hubo bastante legislación para proteger bosques, y que los pinedos de Tierra de Campos originariamente vienen de ahí. Pero no sabía nada de estos del Tiétar...
ResponderEliminarY el iris lusitanica, ¿es fácil de encontrar?
El Iris lusitanica es relativamente abundante en la provincia de Cáceres. En años buenos de lluvias hay una auténtica explosión de ellos. En el Tajo Internacional hay una ruta botánica en Herrera de Alcántara donde se pueden ver, algunos años aparecen en el mismo camino de la ruta. En Monfragüe también es posible encontrarlos entre el Salto del Gitano y la Fuente del Francés. Ahora ya es tarde para verlos y la mayoría estarán con las flores pasadas, mayo es su mes.Un saludo.
EliminarThanks!!
ResponderEliminarTambién soy un incondicional de los pinares del Tiétar. Pensaba que su origen autóctono estaba más que confirmado... Pero sobre todo quería comentar que la figura de protección parece que no "vela" mucho por la conservación de los pinares. En el Pinar de Majadas se ha autorizado la tala de miles de pinos, incluyendo los mejores y más grandes. En marzo comenzaron a talar, pero fuera de fecha de la autorización (parada biológica) y de momento se ha parado, pero es seguro que pasado el verano resonarán las motosierras. Lamentable pero cierto. El pinar en cuestión es privado y como este hay muchos más, así que con este precedente la cosa pinta muy mal.
ResponderEliminarJavier Prieta