La Grulla es la auténtica estrella de esta zona. |
Vaya de entrada que no soy un twitcher, esa rama casi atlética de los pajareros que cada día se hace más popular. Me falta disciplina y me disperso demasiado en el campo. Pero una o dos veces al año uno decide liarse la manta a la cabeza y darse un banquete ornitológico.
Bando de Correlimos común. |
Viviendo en Extremadura lo obvio sería visitar Monfragüe y
alrededores, Llanos de Cáceres o La Serena resultarían igualmente interesantes
e incluso la sierra de Gredos podría ser tentadora. Pero no va por ahí la cosa.
Con el paladar de gourmet
que se adquiere con los años, uno ya va teniendo sus querencias claras. Si de
ver pájaros se trata vamos al grano, nunca mejor dicho. Hay que olvidarse de
paisajes grandiosos y de Naturaleza inalterada. Por desgracia, los pájaros son
tan prosaicos como las personas y están allí donde hay comida, no importa mucho
si es fast food.
Labores de fangueo o sirviendo la mesa. |
Puede que no guste un terreno llano repleto de
infraestructuras para el riego, con sus canales, caminos de servicio, líneas
eléctricas, pueblos de colonización, silos, etc. Seguramente tampoco guste
tener que ir a ese lugar en invierno, cuando uno puede llegar a descubrir que
en la tórrida Extremadura el frío se te puede meter hasta los huesos, para
convertirte en un triste ser tembloroso y moqueante.
Aguiluchos laguneros y pálidos entrando a un dormidero. |
La combinación de rastrojeras de maíz, arrozales fangueados y
embalses de riego rodeados por dehesas de encinas, es la responsable de que
esta zona sea un buen destino para miles y miles de aves migratorias. Si unos
vienen buscando sol y playa, otros vienen buscando fango y arroz.
Bando de grullas y gansos en un rastrojo de arroz. |
Hace unos días dediqué una jornada completa a los pájaros en
una zona entre Miajadas (Cáceres) y Navalvillar de Pela (Badajoz) y pude
observar 77 especies de aves, que podrían haber sido fácilmente más si hubiera
sido ese mi objetivo. Pero lo que busco no es sumar el mayor número de
especies, ni siquiera esa rareza que cada año se cuela en la zona, busco el
espectáculo natural, la saturación. Disfrutar con bandos de cientos o miles de
grullas y gansos, balsas de patos de cuatro dígitos, dormideros con más de 100
aguiluchos o con miles de estorninos negros. Bandos de gorriones morunos que se
mueven velozmente y con la perfecta coordinación de un banco de sardinas y
zumban al pasarnos por encima. Cientos de gaviotas, cigüeñas blancas, garcetas
y garcillas bueyeras siguiendo a los tractores en sus labores. Tablas de arroz
repletas de limícolas mostrando los diferentes modos de usar sus distintas combinaciones
de patas y picos. En definitiva, verlo todo lleno a rebosar de aves.
Una gozada leerte, Alberto. Un saludo.
ResponderEliminarCuanta razón...si quieres ver pájaros: olvídate de las dehesa en estos días de invierno!!
ResponderEliminarUn abrazo Alberto