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jueves, 16 de enero de 2014

Vamos al grano. Pajareando en las Vegas Altas (Cáceres/Badajoz).




La Grulla es la auténtica estrella de esta zona.

Vaya de entrada que no soy un twitcher, esa rama casi atlética de los pajareros que cada día se hace más popular. Me falta disciplina y me disperso demasiado en el campo. Pero una o dos veces al año uno decide liarse la manta a la cabeza y darse un banquete ornitológico.




Bando de Correlimos común.

Viviendo en Extremadura lo obvio sería visitar Monfragüe y alrededores, Llanos de Cáceres o La Serena resultarían igualmente interesantes e incluso la sierra de Gredos podría ser tentadora. Pero no va por ahí la cosa.

Con el paladar de gourmet que se adquiere con los años, uno ya va teniendo sus querencias claras. Si de ver pájaros se trata vamos al grano, nunca mejor dicho. Hay que olvidarse de paisajes grandiosos y de Naturaleza inalterada. Por desgracia, los pájaros son tan prosaicos como las personas y están allí donde hay comida, no importa mucho si es fast food.


Labores de fangueo o sirviendo la mesa.

Puede que no guste un terreno llano repleto de infraestructuras para el riego, con sus canales, caminos de servicio, líneas eléctricas, pueblos de colonización, silos, etc. Seguramente tampoco guste tener que ir a ese lugar en invierno, cuando uno puede llegar a descubrir que en la tórrida Extremadura el frío se te puede meter hasta los huesos, para convertirte en un triste ser tembloroso y moqueante.


Aguiluchos laguneros y pálidos entrando a un dormidero.

La combinación de rastrojeras de maíz, arrozales fangueados y embalses de riego rodeados por dehesas de encinas, es la responsable de que esta zona sea un buen destino para miles y miles de aves migratorias. Si unos vienen buscando sol y playa, otros vienen buscando fango y arroz.


Bando de grullas y gansos en un rastrojo de arroz.

Hace unos días dediqué una jornada completa a los pájaros en una zona entre Miajadas (Cáceres) y Navalvillar de Pela (Badajoz) y pude observar 77 especies de aves, que podrían haber sido fácilmente más si hubiera sido ese mi objetivo. Pero lo que busco no es sumar el mayor número de especies, ni siquiera esa rareza que cada año se cuela en la zona, busco el espectáculo natural, la saturación. Disfrutar con bandos de cientos o miles de grullas y gansos, balsas de patos de cuatro dígitos, dormideros con más de 100 aguiluchos o con miles de estorninos negros. Bandos de gorriones morunos que se mueven velozmente y con la perfecta coordinación de un banco de sardinas y zumban al pasarnos por encima. Cientos de gaviotas, cigüeñas blancas, garcetas y garcillas bueyeras siguiendo a los tractores en sus labores. Tablas de arroz repletas de limícolas mostrando los diferentes modos de usar sus distintas combinaciones de patas y picos. En definitiva, verlo todo lleno a rebosar de aves.

2 comentarios:

  1. Una gozada leerte, Alberto. Un saludo.

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  2. Cuanta razón...si quieres ver pájaros: olvídate de las dehesa en estos días de invierno!!
    Un abrazo Alberto

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