Diapositiva del Roble del Barranquillo. |
Pocos árboles singulares hay en Extremadura tan alejados de
carreteras y caminos principales. El Barranquillo de la Plata no es, sin
embargo, un lugar virgen y olvidado. Para llegar hasta él tendremos que dejar
atrás tres majadas (la última con el muy serrano nombre de Pie Gordo) y andar
un trecho por el antiguo camino de la plata, que cruzaba por el Collado de la
Plata en dirección a la antigua mina de plata de Navalonguilla, en la cara
norte de la sierra, ya en Ávila.
Tanta actividad serrana seguramente permite explicar la
supervivencia de un árbol tan majestuoso en un lugar donde entre el clima y las
personas se da poca tregua al arbolado. Quiero imaginar que la ubicación de
este árbol junto al manantial donde nace el Regajo de la Plata permitía un refugio
frente al terrible sol serrano y por eso fue respetado.
A esta altura, unos 1400 m, los rebollos van dando paso a los
piornales y en esta zona en concreto, los suelos escasos de berrocal o berrueco
permiten que los enebros desplacen a los robles. Todo esto no parece importar a
este gran árbol, instalado cómodamente en una pequeña vaguada que le garantiza
agua abundante y algo de refugio frente a los vientos de montaña.
Con todo, este árbol muestra las huellas del paso del tiempo
y de una relación no siempre fácil con las personas. Su tronco se eleva hasta
los casi 4 m donde se abre en siete gruesos cimales que conformarán la copa de
más de 25 m de diámetro, aunque no tan globosa como en otros robles de cotas
más bajas y que nos muestra que el árbol está en una fase avanzada de su
madurez con la aparición de los primeros síntomas de la vejez. El tronco de
5,25 m de perímetro a 1,30 m se muestra claramente inclinado como consecuencia
de la pendiente, lo que explica la corteza de acordeón en su base y sus
grandes paquetes de madera de reacción en el lado opuesto, que generan una base
de casi 8 m de perímetro. Dos grandes ramas se han desgajado hace muchos años y
han originado pudriciones que a buen seguro habrán afectado al tronco, algo
totalmente normal en un árbol que seguramente supere los 400 años.
Una descripción sencillamente magistral.
ResponderEliminarAlberto, coincido con lo que te ha escrito Jesús. ¡Enhorabuena por la entrada! Un saludo.
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