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viernes, 21 de junio de 2013

Collalba negra (Oenanthe leucura). Black Wheatear.


Macho de Collalba negra. Parque Natural Tajo Internacional, Cáceres.


Yo creo que, a veces, a los investigadores les pueden sus prejuicios e intentar buscar explicaciones más o menos racionales a cosas que son por completo irracionales. Vamos a ver, si un pequeño pájaro hace burradas es que es un burro, simplemente.

La Collalba negra es la más grande entre las collalbas (y aún así no supera los 40 gramos de peso), su plumaje negro y blanco podría ser de una extremada elegancia si tuviera alguno de los brillos de un cuervo, pero tiene un matiz marrón ahumado, más acusado en la hembra, que la desluce (dicho aquí con un sentido estrictamente literal, porque me parece un ave hermosa). Tampoco tiene la gracia de sus parientes más pequeños como la bellísima Collalba rubia o la super-elegante Collalba gris ibérica. Pero hemos de concederle que en los secos y duros medios donde vive todas estas sutilezas sobran.

Quizás el comportamiento más conocido y estudiado de esta especie sea el acarreo de piedrecitas al nido y su entorno durante la fase inmediatamente anterior al inicio de la puesta. Esta es una costumbre muy de collalbas, gracias a la cual las hembras, que son las constructoras del nido, crean una plataforma de piedrecillas sobre la que asentarán la taza del nido. Pero en la Collalba negra, donde es el macho el que aporta prácticamente todas las piedras, este comportamiento traspasa los límites de lo que una persona consideraría normal. Todos los intentos de explicar dicho comportamiento como algo relacionado con la protección del nido o su termorregulación se han visto desvanecerse ante el frenesí acarreador de este pájaro.

Finalmente parece que estamos ante un caso claro de comportamiento que intenta poner de relieve el estado físico del macho ante la hembra y no parece que estas hembras sean fáciles de contentar. No bastará con que un pajarillo de 30 ó 40 gramos acarree más de 2 kg de piedrecillas antes de que la hembra le de su aprobación, pues esta nunca será total. El macho deberá repetir la proeza varias veces por temporada antes de cada nuevo intento de cría (nunca con tanta intensidad como en la primera ocasión, es cierto) y la hembra ajustará su puesta proporcionalmente al esfuerzo realizado por el macho. La hembra también puede aportar alguna piedrecilla, pero más bien parece que sopesa el trabajo realizado por el macho. Esta dureza de la hembra es lo que ha llevado a estas auténticas burradas, que deben tener un gran desgaste sobre los machos, como han podido observar los investigadores. Así se han constatado pájaros que han transportado piedras de 25 gramos más de 10 metros (¡volando!) o pájaros capaces de aportar hasta 82 piedrecitas en apenas 30 minutos. Esto es algo que se ha podido observar en más del 90 % de los nidos estudiados e incluso se ha verificado en casos en los que el macho presentaba gravísimas deformaciones en el pico. Está claro que los machos de Collalba negra deben envidiar a esos pájaros que resuelven la cuestión con plumas de colorines o bailes.

Mientras las Collalbas negras se agotan con estas exhibiciones, sus nidos parecen ser bastante vulnerables y son depredados en más de un 20 % de las veces en la primera puesta, subiendo a casi el 25 % en las puestas de reposición y bajando hasta algo más de 15 % en las segundas puestas. En no pocas ocasiones además la hembra pierde la vida. Recuerdo varios nidos en edificios abandonados donde tanta piedrecita te llevaba directamente al nido, como las famosas migas de pan del cuento.

Roto el hielo tras semejante esfuerzo, no es de extrañar que estas parejas de Collalba negra permanezcan juntas todo el año, vagando por sus enormes territorios. Las parejas vecinas pueden estar tranquilas y rara vez hay conflictos entre ellas, básicamente porque los otros machos no sentirán mucho interés por intentar cortejar a otra hembra. Y no me extraña.

3 comentarios:

  1. Pobrecitos machos. Debe ser todo un espectáculo verlos trabajar. Un saludo.

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  2. A veces me he preguntado cómo un "pajarólogo" y "plantólgo" como tú tenga tanto éxito con los lectores que, en general, no tenemos mayor idea del asunto. Ahora ya me he dado cuenta: presentas a unas a avecicas absolutamente desconocidas con una visión tan humorística y asequible, que haces de nosotros ornitólogos aficionados.

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  3. Pues para mí, que al final explicas lo aparentemente inexplicable

    O tal vez no...

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