Iberolacerta cyreni. El Torreón, Tornavacas (Cáceres). 2400 m. |
La Lagartija carpetana es un
valioso endemismo que habita los duros canchales oromediterráneos y
crioromediterráneos (1800-2500 m) de las sierras de Béjar, Las Parameras,
Gredos y Guadarrama. Siendo este un hábitat muy querencioso también para mí no
es raro que hayamos pasado buenos ratos juntos. Recuerdo a algunos machos
trepando descaradamente por mis pantalones para intentar arrebatarme parte de
mi comida (pobres ilusos), comportamiento muy distinto al de otros individuos
que se mantenían prudentemente en la entrada de su refugio hasta que yo
abandonaba el lugar. Cuestión de temperamento supongo.
Hace poco leí unos estudios realizado
con esta especie (*) con individuos que pierden su cola para burlar a un depredador
y parece que la “personalidad” influye un poco en los tiempos de recuperación
de cada individuo. Pero sobretodo me llamó la atención el coste tan brutal que
la pérdida de la cola tiene para estos animales, que va más allá de los
recursos destinados a la regeneración de la misma (¡ay! si hubiera sabido esto
de niño).
La pérdida de la cola genera
problemas de locomoción, esto hace que las lagartijas que la pierden se sientan
vulnerables y busquen los lugares más seguros (grandes rocas) donde, pese a
ganar en seguridad, tendrán una dieta mucho más pobre y tendrán mayores
problemas para mantener su temperatura corporal. Por el contrario, los
individuos con cola frecuentan los pastizales y piornos próximos a las rocas,
que ofrecen mayor número e idoneidad de presas y les permiten calentarse con
mayor velocidad. Esta conducta, podemos llamarla atemorizada, de los individuos
amputados al final redunda en una reducción de su actividad para compensar sus
carencias. Además, sólo los individuos en buen estado pueden permitirse moverse
dentro del refugio para salir por un lugar distinto al de entrada, engañando
así al predador. Si vas justo sales por donde entraste, aún a riesgo de que te
estén esperando. Así, de cómo sean capaces de optimizar el uso del refugio para
minimizar la pérdida de condición física asociada al mismo dependerá su
supervivencia.
Macho de Iberolacerta cyreni regenerando la cola. El Calvitero, Béjar (Salamanca). 2300 m. |
A fuerza de esconderse más y de
ser menos activas en sociedad, estas lagartijas pierden su estatus. Los machos
pasan a ser individuos con territorios más pequeños, donde habrá menos hembras,
que además les encontrarán muy poco atractivos para aparearse con ello. Estos
machos cada vez son más huraños e inactivos intentando con ello desviar el
mayor número de recursos a la regeneración de su cola. Esta falta de vida social
parece que además les hace crecer más que los machos dominantes, envueltos en
mil cortejos y combates, algo que me recuerda a lo que ocurre con capones y
bueyes. La vida de un macho sin cola puede llegar a ser un mar de tranquilidad
casi eremítica, sin sexo y con una dieta frugal.
Las hembras lo tienen más difícil
aún. Cualquier macho verá a una hembra sin cola (que es como decir sin su
reserva de grasa) como a una futura mala madre y no perderá su tiempo con ella.
A diferencia del macho, la hembra sin cola se vuelve más activa (su territorio
no disminuye), buscando desesperadamente aparearse. Lo tendrá difícil porque muy
pocos machos la cortejarán. Si la pérdida de la cola se produce cuando mantiene
los huevos en su interior, la situación es aún peor. Los embriones necesitan
una temperatura óptima constante para un buen desarrollo, lo que incluso puede
acortar su periodo de desarrollo, que parece que aumenta sus posibilidades
futuras de supervivencia. Si la hembra pasa mucho tiempo en un refugio perderá
temperatura y eso afectará tanto al desarrollo embrionario como a su propia
masa corporal. Así que estas hembras tienen que armarse de valor y jugar a una
peligrosa lotería acortando periodos de permanencia en el refugio tras una
amenaza. Estará contribuyendo a mejorar su estado físico y el desarrollo
embrionario, pero a costa de dar más oportunidades a sus depredadores.
Ahora la verdad es que me pensaré
muy mucho lo de esperar junto al refugio de una de estas lagartijas para que se
deje hacer una foto, sabiendo que todo el tiempo que pasa de más dentro del
refugio va en contra de ella y, sobre todo, cuidado con las que han perdido su
cola.
(*) Martín,J., Salvador, A. (1992).
Tail loss consequences on hábitat use by the Iberian rock lizard Lacerta monticola. Oikos 65: 328-333.
Martín,J.,
Salvador, A. (1993). Thermoregulatory behavior of rock-lizards in response to
tail loss. Behaviour, 124: 123-136.Martín, J., López, P. (1999). When to come out from a refuge:risk-sensitive and state-dependent decisions in an alpine lizard. Behavioral Ecology, 10:487-492.
Amo,L., López, P., Martín, J. (2007).Pregnant female lizards Iberolacerta cyreni adjust refuge use to decrease thermal cost for their body condition and cell-mediated immune response. Journal of Experimental Zoology 307A (2):106-112.
Amo,L., López, P., Martín, J. (2007). Refuge use: A conflict between avoiding predation and losing mass in lizards. Physiology &Behaviour, 90 (2-3):334-343.
En vista de todo esto, deberías haber sido un poquito más solidario y haber compartido el bocata. Donde comen dos, comen... Besos.
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