Scrophularia arguta. Sierra de Santiago, Cáceres. |
Uno que todavía no sale de su
asombro cada vez que se cruza con un Erodium
mouretii por las sierras del centro de Badajoz, o por la también cuarcítica
sierra de San Pedro, ahora ve con verdadera congoja como el enigma, lejos de
resolverse, se multiplica.
También en zonas de cantil y
también asociado a la presencia de grandes nidos, un patrón que comparte con el
Erodium, ahora se trata de la Scrophularia arguta, de la que desde
hace pocos años se sabe que hay dos poblaciones en la Sierra de Santiago
(Cáceres), a la que añadiría un ejemplar localizado en otro cantil, junto a un
nido de Alimoche, en la parte cacereña de la Sierra de San Pedro. Los canarios
la conocen como Ortiguilla mansa, que es un nombre más que apropiado. Recuerdo
que la primera vez que me crucé con ella había comenzado a brotar y aún no
había florecido, como no lo tenía muy claro toqué sus hojas para ver si
realmente era una ortiga. Afortunadamente era la Scrophularia.
¿Qué es lo que hace tan singular
esta presencia entre nosotros, si ya en 1851 Bourgeau la citó en la sierra de
Gádor? Bastará decir que, además de estas poblaciones cacereñas, en Europa sólo
se conocen otras 6 poblaciones en Murcia, Granada y Almería, todas a más de 500
km y, si no me equivoco, sobre terrenos calizos y más áridos. Además, ninguna
de estas poblaciones supera los 1000 individuos. Su distribución en el resto
del mundo abarca las islas Canarias, Cabo Verde, islas Salvajes, norte de
África, algunas islas del Índico y Arabia.
Surgen rápidamente las tres
hipótesis clásicas para estos casos: la primera la de la distribución relicta,
la segunda la de la introducción humana y la tercera la de una dispersión fuera
de lo común.
Aunque se la trata como anual en
todas las referencias que he leído, yo la verdad es que no lo tengo muy claro.
Emite brotes de raíz en otoño y se pueden apreciar plantas de distinto tamaño,
con más o menos número de tallos en función de su edad, como en otras escrofularias
perennes. También es una planta anficárpica que emite flores en la parte aérea
que son polinizadas por insectos y otras en la parte subterránea que se
polinizan sin abrirse y dan lugar a frutos subterráneos.
Dado lo precario de su situación,
con una superficie total de ocupación de unas 5 hectáreas en toda la Península
Ibérica, sería bueno dedicar algún esfuerzo a su conservación, no vaya a ser
que nos encontremos ante otra reliquia desaparecida.
Es muy bonita, no conocía esta planta. Gracias por toda la información.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Es preciosa y la imformacion muy grata un saludo.
ResponderEliminarAsí me gusta, como Santo Tomás, que los dedos no engañan. Aunque también hay que tener cuidado con lo que se toca... Besos.
ResponderEliminarMuy interesante
ResponderEliminar¡¡¡Qué pasada!!! no, si voy a tener que ir por el campo teniendo cuidado de por donde piso, no vaya a ser que me cargue una especie relicta!!
ResponderEliminarInteresantísimo.
Fascinante como siempre y especies dignas de todos los cuidados.
ResponderEliminarDesde que te leí por primera vez sentí que tus textos causan adicción así que no te extrañe me asome por aquí!
Espero que estéis muy bien, felicidades y abrazos.