Aunque por desgracia es algo muy poco habitual, todavía hay
veces en las que un pajarillo parece que no tiene miedo de nosotros y nos
alegra el día, esto sucedió esta pasada primavera en un camino a las afueras de
la ciudad de Cáceres. Al pasar junto a este macho de Collalba rubia (Oenanthe hispanica) noté que apenas se
movió, me paré y me ignoró, así que comencé a andar muy despacio hasta él y cuando
estaba a menos de 3 metros decidí pararme. Estuve un rato mirándole, él parecía
que hacía lo mismo conmigo. Esto duró unos 10 minutos y después se tiró al
suelo a poco más de 4 metros y estuvo buscando bichillos. Incluso se unió su
pareja, aunque a mayor distancia.
Mientras esto pasaba se cruzó por el camino un perro con una
pinta muy fea, que me echó una mirada terrible mientras sostenía la cabeza de
un ternero en su boca. Allí se terminó todo por mi parte, aunque intenté no
perder la compostura y me vino a la cabeza el famoso estrambote de Cervantes:
Y luego, incontinente,
caló el chapeo,
requirió la espada
miró al soslayo, fuése
y no hubo nada
Ese perraco da miedo de verdad...! Yo dejo la cámara, el 600mm y el trípode en el camino y salgo corriendo!! Es que ni me despido de la collalba!
ResponderEliminarCoincido con Atanasio. Tiene pinta de asesino. Un saludo.
ResponderEliminarUn servidor está pasando el verano en Rascafría, Valle del Lozoya, donde abunda todo tipo de aves de las que desconozco casi todo. Es una lástima no tener una pequeña parte de tus conocimientos.
ResponderEliminarEso ignorar las cosas de la naturaleza es como el analfabeto que se contenta con ver las estampitas en lugar de leer el texto, donde está la enjundia del asunto.
No estaría la collalba petrificada viendo el perraco a tu espalda...
ResponderEliminarUn abrazo
gran blogme hago seguidor
ResponderEliminarel mio es marcosdg66.blogspot.com por si lo quieres ver
saludos
Ja, ja, muy bueno el final. Yo también he sentido esa incómoda sensación muchas veces paseando por ahí.
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