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lunes, 25 de enero de 2016

De la tradicional, y siempre infructuosa, excursión Treparriscos en La Villuerca.

La del medio de Los Chichos.

Se ha convertido ya en una tradición desde que hace unos 15 años me hablaron de avistamientos de Treparriscos en la cima del pico La Villuerca (1.595 m). No hay invierno desde entonces que no reserve un día para probar suerte.

Debo reconocer que no lo hago del todo convencido, con un abierto espíritu deportivo diría, las varias jornadas con tortícolis por Picos de Europa y los Pirineos hasta que di con el pájaro en cuestión no se olvidan fácilmente y aquí, en Extremadura, es un invernante muy escaso que puede aparecer casi en cualquier sitio, pero es como la ilusión de la Lotería de Navidad. Sin embargo, este año no lo tenía nada claro, las temperaturas tan suaves del invierno no me animaban mucho, la tradición peligraba…y entonces, veo en Facebook una cita de Treparriscos de esta semana en la zona.

La jornada comenzó fuerte ya antes de salir de Cáceres, fuimos a desayunar churros y mi mujer, que desconoce la palabra miedo, pidió como si no hubiera mañana. Tuvimos que sacar la bandera blanca y es que estoy convencido que los churros deben ser un alimento mortal para cualquier ser humano que no tenga miles de años de ancestros en la Península Ibérica, suficientes para que le hayan conferido resistencia a su sistema digestivo.

En La Villuerca, tras el saludo de rigor a los acentores alpinos, lógicamente no vimos ni rastro del Treparriscos, pero eso apenas si me importó pues ya andaba yo bastante preocupado echándole el ojo a las lagartijas que correteaban sobre las rocas (otros años han sido las plantas de las fisuras, o los cambrones, o lo que sea). Aunque estaban muy activas y corrían como demonios me parecieron Podarcis guadarramae subsp. guadarramae, que deben mantener allí arriba una isla rodeada de un mar de Podarcis virescens. Resulta chocante, pero debería haber nieve en esa zona y no lagartijas correteando.

Podarcis guadarramae subsp guadarramae. La Villuerca. 1.595 m.



El fracaso es una buena excusa para un paseo por La Puebla de Guadalupe, que nos hizo olvidar rápidamente al dichoso pajarito.

miércoles, 20 de enero de 2016

Otra vez la Blanca Cacereña.

Vaca Blanca Cacereña. El Caraquino (Cáceres)

No puedo evitar dedicarle unas cuantas líneas a la Blanca cacereña cada vez que me cruzo con ella en el campo (ver otras entrada del blog aquí y aquí), esta vez entre los Llanos de Cáceres y la Sierra de San Pedro, su tierra clásica.


Tampoco puedo evitar pensar sobre el futuro de esta raza amenazada. Pienso que es una pena que esta raza, que genéticamente está más próxima a razas asiáticas que a españolas o europeas, continúe siendo la hermana pobre de nuestras razas autóctonas. Sobre todo porque en ese reservorio genético encontramos características de rusticidad adaptada a la aridez y al alimento pobre que, tal y como van las cosas, haríamos muy bien en no perder. Pero, es que además, todos los que han catado su carne ensalzan sus características diferenciadas y de extremada calidad, que en un mercado cada vez más lleno de productos gourmet podría tener su sitio, pese a su bajo rendimiento. Ahora todo el mundo quiere criar terneras Wagyu que nunca soportarán la comparación con la genuina ternera de Kobe, al igual que un cerdo negro chino nunca será como un ibérico de dehesa. Aunque sólo sea porque en ese tipo de mercados lo original si cuenta.

lunes, 11 de enero de 2016

MOSQUITEROS EN EL JARDÍN, HÉROES O VILLANOS.



Aunque es una práctica mucho más extendida en áreas tropicales, la polinización por parte de los pajarillos en Europa es bien conocida en mosquiteros y currucas. Lo cual no quita para que a uno le haga mucha ilusión poderlo observar directamente desde la ventana de casa.


Llevaba unos días observando un pequeño grupo de 4 mosquiteros comunes que se reunían en torno al ejemplar de Fatsia japonica de casa, que como todos los otoños e inviernos estaba cuajada de flores en sus umbelas. Como pasaban los días y seguían con su costumbre, me puse a observar qué es lo que andaban tramando. Picoteaban las florecillas, imagino que buscando néctar, pero el caso es que no parece que fueran muy beneficiosos para la Fatsia pues, pasado unos días, el suelo estaba cubierto de flores de la planta y no había ni un solo fruto cuajado. Ignoro si los mosquiteros dejaban inútiles las flores, con lo que más que polinizadores serían ladrones, o bien la Fatsia es autoincompatible (no recuerdo haber visto nunca sus bayas negras por casa). 
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