Nunca se me olvidará la noche del 16 de julio de 2004 (¡madre mía, cuánto tiempo ha pasado ya!). Esa noche todos los dioses confabularon para darnos una alegría y a fe que lo consiguieron. Como era habitual, tratándose de murciélagos, la noche comenzó antes de la puesta del sol, en un bosque de Hervás (Cáceres), había que instalar unas redes japonesas en un bebedero que sabíamos que era frecuentado por los rarísimos nóctulos grandes (Nyctalus lasiopterus), el murciélago más grande de Europa. La idea era colocar unos transmisores a varios de ellos para localizar su colonia y conocer sus áreas de campeo. En esa fecha en España tan sólo se conocían para esta especie las colonias del Zoo de Jerez y la del Parque de María Luisa de Sevilla, otra colonia situada en un pino de Gredos (Ávila) se había perdido poco tiempo atrás. Esa noche nos acompañaba un equipo de la Estación Biológica de Doñana con Carlos Ibáñez a la cabeza, lo cual ya era suficiente para garantizar una noche provechosa.
Nóctulo grande y Nóctulo menor para comparar |
La entrada al bebedero de los murciélagos fue inmejorable, se capturaron más de 10 hembras de Nóctulo gigante y junto a ellos Nóctulo menor, Barbastela y Murciélago montañero. Las manos expertas consiguieron que la colocación de los transmisores fuera rápida y los nóctulos fueron liberados en poco tiempo. Era el momento de dividirse en grupos y comenzar el seguimiento de los ejemplares marcados. Una de las hembras voló inmediatamente a su refugio y allí permaneció el resto de la noche (seguramente como consecuencia de la manipulación), otro transmisor se cayó y se localizó posteriormente junto a un árbol refugio y los otros dos se alejaron de la zona de captura. Una de estas hembras marchó hacia la zona de Granadilla y se mantuvo unas horas volando sobre la zona del embalse de Gabriel y Galán y los pinares de Granadilla. La otra se situó en la zona del puerto de Béjar y allí permaneció volando durante unas horas.
De madrugada, cuando la actividad de los nóctulos decaía decidimos tomarnos un descanso para ir a comer algo y ver las grabaciones que unas cámaras infrarrojas habían realizado a la salida de unos refugios, entonces me sonó el teléfono móvil. Era Julio Gisbert, que en ese momento andaba con su equipo por la zona intentando detectar la presencia de Desmán ibérico (Galemys pyrenaicus) en el Sistema Central cacereño. “Alberto tenemos uno, ¿puedes venir?”, creo que sólo pude decir sí, se lo comenté a mis compañeros y como ninguno de ellos había visto nunca a esta especie decidimos aprovechar la oportunidad para acercarnos a la zona del Desmán.
Otra imagen del mismo ejemplar |
Sin duda una nnoche memorable Alberto. en los muestreos que preparamos en el verano 2009, no cogimos ni un sólo ejemplar de nóctulo gigante en ese punto aunque sí el nóctulo menor, tampoco hubo suerte con el Barbastella, el cual capturamos en la Garganta y en Robledillo de Gata. Enhorabuena por la entrada, muy ilustrativa y tremendamente interesante, un abrazo
ResponderEliminarNo te digo yo que tenemos de todo... Son monísimos. Es sabido que me gustan todos los bichos (y normalmente yo también les gusto a ellos: lo más parecido a San Francisco de Asís), pero siento debilidad por los murciélagos. Inconscientemente siempre pienso lo mismo, que son como ratoncitos piloto. Y ese pelaje que tienen... Desde luego debió de ser maravilloso. No habrá sido exactamente como estar, pero yo lo he disfrutado cuanto se puede disfrutar a falta de la experiencia directa. Gracias.
ResponderEliminarAbrazos
¡Qué buena entrada, Alberto! No la había visto. No tenía ni idea de cómo era un desmán. Un saludo.
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