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viernes, 25 de marzo de 2016

¿Qué hacemos con la Cabra Jurdana?

Cabras jurdanas berrendas en colorao. El Gasco, Nuñomoral (Cáceres).

La comarca de Las Hurdes (Cáceres) es un lugar especial. No importa lo mucho que se haya quemado, no importa los daños que se le hayan infringido a su patrimonio arquitectónico, sigue conservando su carácter genuino, totalmente alejado de los parques temáticos en los que se han convertido muchas de nuestras zonas rurales en pos del bendito turismo rural. Aquí, de momento, nunca tienes la sensación de estar en un decorado.

Macho de cabra jurdana con su tupé.

En sitios así, lógicamente, uno no puede andarse por las ramas y hay que buscar comer cosas genuinas como la famosa ensalada de limón y naranja o el no menos famoso cabrito. Por desgracia, el verdadero cabrito de Las Hurdes ya no existe o, para ser más exactos, desaparecerá tal vez en unos pocos meses. El Cabrito de Las Hurdes sólo puede ser de Cabra Jurdana, la raza autóctona ancestral de esta comarca y no corren buenos tiempos para esta bella cabra. Lo otro, es un cabrito en Las Hurdes.

Rebaño mixto donde se mantienen las últimas cabras jurdanas.

¿Cómo puede ser que la raza autóctona de la comarca, productora de su más valioso producto gastronómico, esté al borde de la extinción?, ¿cómo puede pasar en una comarca que busca destacarse como un producto turístico diferenciado?, ¿cómo puede pasar en la Europa de la PAC y los FEADER?, ¿cómo puede pasar esto en el siglo XXI?

La verdad es que la Cabra Jurdana se ha quedado sola. Abandonada por los restauradores que no han sabido ofertar y valorar un producto singular; abandonada por los ganaderos que han realizado una auténtica limpieza étnica de sus piaras, siendo absorbida la Jurdana por cruzamientos con machos de otras razas y abandonada por las administraciones, que han decidido darla por muerta mientras aún respira su patrimonio genético en unas pocas cabras de El Gasco y quizás Las Erías. Alguna razón habrá para este abandono. Debe estar bien justificada la renuncia a un elemento tan valioso de la cultura hurdana.

Chivarra jurdana nevada.

Pero lo cierto es que las pobres lanecas no parece que hayan cometido ningún error. Son unas cabras de una dureza y rusticidad extrema a juicio de todos los cabreros que las trabajaron, incomparablemente adaptadas a los valles altos de Las Hurdes. Su porte es muy similar al de la cabra montesa, de cuerpo macizo y patas cortas, mucho mejor adaptadas a los lanchares de pizarra que las andarinas y más grandes Verata y Retinta, por citar solo a dos razas extremeñas entre las muchas razas que han desplazado a la Jurdana. No hay ningún estudio que demuestre que, en esas condiciones, la Jurdana sea menos rentable. No hay ninguna raza que se haya impuesto a la Jurdana, de hecho, las piaras actuales son unos entes mil leches fruto más de una inquietud coleccionista que de una metódica selección.

Por otro lado, muy pocos son los que han probado el genuino Cabrito de las Hurdes en las últimas décadas, pero coinciden en que, pese a un rendimiento muy inferior en peso, su mayor calidad organoléptia era clara, un patrón típico de los productos gourmet.

No menos valiosos son los recuerdos de las imprescindibles sogas confeccionadas con el pelo de estas cabras o la participación de sus cuernos y pieles en diversas manifestaciones del folclore hurdano. Sin olvidar que estas eran las cabras de la archiconocida película de Buñuel. No quiero pensar que esta raza hubiera corrido más suerte con otro nombre y en otro lugar, tal vez entonces las administraciones se la hubieran tomado más en serio, como corresponde a una raza catalogada en Peligro de Extinción, antes de decidir su descatalogación. Tal vez, incluso, se hubiera incluido hace años en el Programa nacional de conservación y fomento (cuando según los datos publicados por el CENSYRA de Badajoz todavía existían unos 50 ejemplares), como se ha hecho con otras razas en una situación similar a la de la Jurdana.

Aspero valle del río Malvellido donde pastan las últimas cabras jurdanas.
En El Gasco todavía hemos podido ver algunas de estas cabras jurdanas, incluso de buenas características morfológicas si hemos de seguir la publicación del FEAGAS. Unas cabras que todos los viejos cabreros al observar las fotografías reconocieron sin dudar como las cabras antiguas. Yo creo que con semejante aval no hace falta nada más, diga lo que diga el Ministerio de Agricultura. Pero lo cierto es que sus propietarios están un poco cansados y desmotivados. Cada vez mantienen menos animales de Jurdana en favor de otras razas o sus cruces. El hecho de tener problemas para el cobro de la subvención que tienen los ganaderos de caprino, no creo que les ayude a motivarse para sobrellevar la desigual tarea de competir contra cabritos más grandes, ya no son unos niños precisamente. Mucho me temo que cualquier día echen el cierre y con él se acabe todo. Ahora sí.

domingo, 20 de marzo de 2016

Tinao verato. La Somera, Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).


Viendo el destino que ha sufrido la arquitectura popular en buena parte de nuestros pueblos serranos, no es extraño que la aparición de una construcción tradicional ganadera en medio de un rebollar sea capaz de conmoverme. Conmoverme, porque auguro un futuro bastante oscuro a esta sencilla y bella construcción, si es que pasados los años aún continúa igual. No me extrañaría que terminara “rehabilitada” como nave de aperos, pero con un inequívoco aspecto de chalet y quizás habitada por unos amantes de las esencias rurales. Con su huertecito orgánico y todo. Otro Walden verato.


La historia del anacronismo, del avance imparable de los tiempos, de la irrenunciable mejoría en la calidad de vida y todo eso no lo voy a discutir, aunque existen infinitos ejemplos en otras partes del Planeta, incluso más ricas y avanzadas, donde esto no ha supuesto un gran problema. Aquí, yo creo que ha habido más bien un grave problema de complejos en los últimos 50-60 años, solucionado intentando edificar como en la capital. Un intento por modernizar la estética de las calles, eliminando cualquier vestigio de pueblo. Asociando lo antiguo con lo pobre. Aparecen así el aluminio, las chapas, el asfalto, los azulejos y todo elemento constructivo alejado de la tradición, de lo del pueblo. Sustituyendo lo tradicional por lo feo. Ahora, cuando gran parte del daño está hecho, parece que se quiere revertir la situación, lo rural vende, pero con gastarse el dinero en chapar de piedra o usar la madera en cualquier nueva construcción no es suficiente. Se han perdido las esencias, el patrimonio de referencia o, si se prefiere, el alma.




Tinado de una planta con doblao con acceso posterior, aprovechando el desnivel de la ladera. Construido en mampostería de granito con mortero de cascote y piedras. El interior va rematado con una especie de mortero bastardo con cal. Tejado a dos aguas con cuartones de castaño y cubierta de teja que van dispuestas simplemente imbricadas sobre rollizos. Presenta un corral descubierto en la parte más baja.




En el momento de la visita (2005) no requería más que una limpieza de hierbas en el patio, un repaso del tablado del doblao y correr el tejado para arreglar alguna hilera perdida de tejas.

miércoles, 16 de marzo de 2016

El picudo minador del jardín.




He visto peluches de casi cualquier cosa, real o imaginaria, animada o inanimada. Pero nunca he visto el peluche de un gorgojo. Asociados a plagas de los cultivos y a la destrucción de reservas alimenticias, los gorgojos no gozan de buena prensa, eso está claro. Pero imagino que con sus más de 50.000 especies algo estarán haciendo bien.


Lixux vilis (al menos eso creo) es una de las más de 500 especies de picudos minadores que atacan a las herbáceas de buen porte por todo el mundo. Las hembras colocan los huevos en los tallos de varias familias de plantas (Brassicaceae, Apiaceae, Compositae, Caryophyllaceae, Chenopodiaceae, etc), muchas de ellas utilizadas en jardinería, por lo que es un visitante relativamente habitual de los jardines. Este de la foto ya está un poco desgastado y ha perdido parte del “peluche” que lo recubre, al no presentar el rostro pelado supongo que será un macho (las hembras utilizan el rostro para taladrar los agujeros en los tallos donde colocan sus huevos). Presentan de 2 a 3 generaciones anuales, pasando el invierno como adulto.

sábado, 5 de marzo de 2016

El despertar de la cazadora. Drosera rotundifolia.



Tras pasar el invierno en forma de hibernaculum (unas diminutas láminas foliares muy resistentes al frío), la Hierba rocío (Drosera rotundifolia) comienza a desperezarse entre los musgos de turbera, como anticipo de la primavera. Sus aún diminutas hojas despliegan sus pelos glandulares ya recubiertos de mucílagos. Pese a ser apenas un proyecto de planta carnívora ya es capaz de atrapar algún diminuto bichillo.



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