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miércoles, 11 de julio de 2018

LOS NOMBRES SERRANOS.

La Portilla del Losar es el único descanso de la bien llamada Cuerda Mala, lo peor es que a continuación le sigue la Cuerda de los Infiernillos, al fondo de la imagen.


Hace unos días, mientras me encontraba en la zona alta del Arroyo de Putopadre, recordé un hecho que me ocurrió hace 20 años, cuando trabajaba como técnico en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos. Estando en la oficina recibí la llamada de una persona, que a juzgar por su voz y extremada educación me imaginé como una refinadísima persona mayor. Una persona mayor que se presentó como miembro del servicio del nomenclátor del Centro Geográfico del Ejército. Una persona mayor que, a medida que escuchaba su tono de voz y su exquisita dicción, me iba provocando una agradable sensación de relajación y, entre la neblina de la narcosis, comenzaba a imaginármelo como el mismísimo tutor de un príncipe.

Estaban trabajando en la nueva edición de las hojas 1:50.000 y querían poner al día la toponimia, eliminando errores de localización y ortografía. Le costó mucho hacerme la pregunta, se veía que le incomodaba, pero al final me dijo que uno de los límites de la Reserva Natural se apoyaba sobre un arroyo y que éste tenía un nombre extremadamente soez y malsonante y me pidió por favor que le ofreciera una alternativa para utilizarla en la nueva edición del mapa. Lógicamente no necesité que me diera el nombre y le conteste que el Arroyo de Putopadre era el nombre de ese arroyo, que así era conocido y que así figuraba en el decreto de declaración de la Reserva Natural. Al insistirme en la necesidad de evitar ese tipo de nombres, le propuse que me llamara en unos días, mientras intentaba recabar información sobre esta cuestión entre la gente mayor de la zona. Nunca más volví a tener noticias suyas. Cuando en el año 2000 compré la nueva edición de la hoja 576 el Arroyo de Putopadre había desaparecido, en su lugar aparecía Arroyo de Piernavacas. Aunque la hoja superaba claramente a la edición de 1990, seguían apareciendo bastantes errores de nomenclatura y sentí lástima por la pérdida de un nombre tan rotundo a cambio de casi nada. No era una cultura exquisita lo que me venía a la cabeza ahora al recordar a aquel personaje, más bien pensaba en fanatismo de sotana.

Puede que lo de Piernavacas sea un nombre legítimo, pero cuando llegas a los tejos de la zona alta de la Garganta de Putopadre comprendes perfectamente el porqué de este nombre.

Soy un enamorado de los nombres serranos y creo que junto al paisaje, la fauna y la flora conforman un todo en las zonas de montaña. Por su sonoridad, por su eficacia descriptiva y por su no rara retranca, son un patrimonio que no debemos perder por nada del mundo. Sin ser un experto en la materia, de entre los que tenemos en la parte cacereña de la sierra de Gredos El Collado Herido es uno de mis favoritos, al tenerlo grabado en la cabeza tal y como lo pronuncian los cabreros de Tornavacas: Collauriu, casi como el canto de la Oropéndola. Al subir a la sierra con alguien criado en ella te das cuenta de que todo tiene su nombre, que no tiene porque ser el mismo que usan en pueblos vecinos, y que no es necesario un mapa o GPS para orientarse, sólo hay que recordar que cada cosa está junto a otras cosas y que basta nombrar varias de ellas para tener una ruta exacta (los famosos waypoints). Con este sistema ayuda mucho que el nombre sea descriptivo e inconfundible. Puede que nos recuerden lo que está por venir: Garganta del Malentradero, Arroyo del Temblar, Arroyo de Piernalosa, Collado de Tripa Seca, Portilla de Pie Sequillo, Puerto de Honduras, Majada de Piegordo, Garganta de los Papúos, Cuerda Mala, Cuerda Viva, Cuerda Llana, Cuerda Atravesada, Cuerda de Los Infiernillos, Cuerda…, etc. Puede que señalen lugares destacados por la presencia de fauna o flora muy llamativa: Arroyo del Avanto, Fuente de Roble Hermoso, Fuente del Sebillano (de Serbal, no de Sevilla), Escondelobos, Garganta Lodrera, Hoya del Belesar, Cigunal de las Brujas, Canchal de los Ballesteros, etc. Otros simplemente son obra de poetas: Canchal del Turmal, Roza Cabecera, Los Altares, Portilla de la Mentira, Riscos Morenos, Majada Cimera, Plaza de Redondo, Arroyo de Riscoencinoso, Risco de Peña Lozana, etc.

5 comentarios:

  1. Bueno, por si nos sirve de consuelo en la versión digital del 25.000 podemos leer aún el nombre que dan los lugareños al arroyo. Se ve que ahí no ha llegado todavía la tijera.

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  2. Genial .... siemore he querido quecesos nombres no desaparezcan y además, no hay mejor informador que un lugareño. Saludos

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  3. Hola, Alberto q pena me da leer tu historia. Se q eres un enamorado de la naturaleza y te has pasado muchos años investigando la flora y fauna de estas tierras nuestras. Nadie como tú conoce tan a fondo lo q alberga y sus nombres autóctonos... y no hay derecho, sea por lo q fuere... a cambiar así como así, por el simple hecho de la malsonancia, el nombre de un lugar autóctono y arraigado. Forma parte de nuestra cultura, de nuestro hábitat y nuestra cacho de naturaleza. De esa q tan orgullosos nos sentimos. De esa, q hasta por malsonantes los nombres, suenan mejor... con más fuerza y con una personalidad única y auténtica. Nadie debería robar nunca la identidad a una tierra.

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  4. Hola Alberto,soy seguidor de tu blog y admiro tus conocimientos de naturaleza,en concreto del Valle del Jerte.
    Te comento una reflexión sobre el topónimo ''puerto de Honduras''.
    Creo que ese nombre no le corresponde,pues sólo el tramo final de la garganta recibe ese nombre. Supongo que el ingeniero que trazó la carretera vió en el mapa el nombre ese y creyó que toda la cuenca se llamaba así,con lo que cometió un error que perdura hasta nuestros días.
    Existió un carril que sacó la madera de una corta de la fuente del espino hacia Gargantilla con camiones a finales de los 40' o principios de los 50',quienes trabajaron ahí sabrían su verdadero nombre.Podría ser puerto de los cucharales o del moro o del collado ruyo..
    La gente de Gargantilla tendrán más nombres..
    .

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  5. Hola Alberto, de acuerdo contigo en que para entender la montaña hay que conocer su toponimia. La dimensión simbólica del paisaje es, junto con la dimensión física y la socio-económica, la clave para comprenderlo.
    Se ve que el señor mayor educadísimo no estaba haciendo bien su trabajo, porque aún continúan habiendo muchos lugares con nombres raros, feos o malsonantes: Jodar, Guarromán, Pescueza, Pepino o La Gangosa por poner solo algunos casos conocidos de nombres de pueblos. Me extrañaría que ese señor tuviera entre sus atribuciones cambiar los nombres de lugar que no le gustaran, bien pudiera ser, como dices, por fanatismo de sotana o, simplemente, por ser un cursi ridículo.
    Hace unos años escribí un artículo sobre este tema que te puede interesar: "Nombrar, apropiar. Arqueología del paisaje y toponimia en la aldea de Otíñar (Jaén),(1300-2000 DNE)" http://www.ujaen.es/revista/arqytm/PDF/R11_1/R111_2_Zafra.pdf
    Un saludo

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