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jueves, 20 de marzo de 2014

Primavera en Las Villuercas (Cáceres).


Primula veris

19 de marzo, oigo y veo unos machos de Corzo ladrando, parece mentira el ruido que emite un animal tan pequeño. Lo del Corzo empieza a tener su aquel, sin buscarlo veo 6 durante la mañana. Hay un Chochín cada 10 pasos, un Picapinos ha elegido un castaño hueco para tamborilear, son realmente macarras estos pájaros. En el cielo veo el primer Halcón abejero del año y resuena el habitual estruendo de los F-18 o los Thyphoons del Ejército del Aire en sus ejercicios. Nunca me ha parecido este un buen sitio para estas máquinas con tanto buitre volando por la zona pero, por otro lado, si algo va mal sólo caerán sobre un pequeño pueblo cacereño o toledano…

Gagea soleirolii

Todavía se mantienen los narcisos en flor como último acontecimiento del invierno, aunque veo cuatro de ellos en plena floración (Narcissus triandrus, N. bulbocodium, N. rupicola y N. pseudonarcissus), ya son otras las especies que empiezan a dominar el panorama en los robledares de Las Villuercas.

Centaurea toletana poniéndose guapa.

Las flores amarillas de la Gagea soleirolii son la avanzadilla, junto con la Primula veris y algunas Saxifraga granulata. La Centaurea toletana, por otra parte, parece despertar de su letargo y ya está cambiando sus hojas invernales por las definitivas, pero todavía queda mucho para que la veamos en flor. No es mucho de momento, pero la floración primaveral ha comenzado. Por cierto, ¡qué calor!

domingo, 16 de marzo de 2014

El Avión Roquero. Crag Martin (Ptyonoprogne rupestris).


Avión roquero en un puente de Los Ibores (Cáceres).
 

No podemos decir que sea un ave espectacular, de hecho es difícil encontrar un esquema cromático más anodino. Si sus parientes parece que vienen de la ópera, el Avión roquero parece recién salido del huerto. Tampoco le ayuda en esto su mayor corpulencia, que le resta la gracilidad de golondrinas y otros aviones.

Con todo, si la Golondrina común es la campeona absoluta del vuelo rasante, el Avión roquero es el rey supremo del vuelo lamiendo las rocas. No conozco otra especie capaz de volar a tanta velocidad a escasos centímetros de la roca, ya sea verticalmente u horizontalmente. Ninguna capaz de cazar esos insectos que los vientos arrastran y atrapan en las paredes verticales de roca o edificios altos.

Hubo un tiempo en el que el Avión roquero era para mí sinónimo de sierras llenas de cantiles y roquedos. Pero su cada vez más extendida costumbre de anidar en construcciones humanas hizo tambalear esa idea. Idea que saltó por los aires un verano en Sierra Nevada (Granada), cuando me enseñaron una colonia de aviones comunes a casi 3000 m. Pero sería injusto no reconocer que se trata de una de esas especies que hacen paisaje, porque a una sierra sin los vuelos rasantes y los reclamos chirriantes de los Aviones roqueros le faltaría algo.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El conejito del ICONA.





Esta mañana me he cruzado con este viejo cartel y no he podido evitar parar para hacerle una foto. He pasado muchas veces delante de él, pero hoy lo he visto tan deteriorado que sin darme cuenta he debido pensar “ahora o nunca”.

Luego, mientras conducía, he ido pensando en cómo aquella organización casi paramilitar que fue el ICONA no tenía reparos en hacer carteles con un conejito como mascota. El padre de un amigo del colegio era Guarda del ICONA, debía ser alguien importante porque en aquellos años tenía un Land Rover, pero sobretodo tenía una colección de guías de campo editadas por el propio Instituto que eran un auténtico tesoro para mí. Como lo fueron aquellos carteles de rapaces, aves insectívoras y otras especies amenazadas (dibujos de Cerra, creo, hoy claramente superados) y las cajas nido, por supuesto.

Aquella gente, con su casi absoluto desprecio por todo lo que no fueran pinos o caza era, sin embargo, capaz de intentar fomentar el amor (o, cuanto menos, simpatía) por la Naturaleza y no eran aquellos tiempos para brindis al sol.

Hoy los bosques y montes están plagados de carteles, ya no hay conejitos, hay banderas, logotipos, cantidades de dinero, etc. Que se vea cuánto nos importa la Naturaleza. También hay señales y multitud de carteles, cada uno con un diseño diferente y que muchas veces se solapan. Se editan infinidad de libros sobre el paraíso. Hay que INTERPRETAR la Naturaleza y sus templos son los Centros de Interpretación.

Aquellos señores ingenieros del ICONA, encantados de haberse conocido, podrían estar acomplejados con otras ramas de la Ingeniería, pero desde luego su trabajo lo tenían en una alta consideración, conejito incluido. No creo que pase lo mismo con mucha gente que trabaja hoy día en cuestiones de conservación de la Naturaleza, en todos sus ámbitos.

Qué pasó con la conservación como un fin, ahora parece que la Naturaleza debe ser conservada como fuente inmediata de recursos económicos, para así explotarla al máximo. Los pájaros son importantes porque podemos pescar a guiris forrados de dinero, los paisajes son importantes para que esos urbanitas bien remunerados ocupen todas nuestras casas rurales y hoteles. Todo esto está muy bien, estoy de acuerdo, pero sin respeto, conocimiento y amor hacía esa Naturaleza, todo acaba pareciendo falso y forzado, vaya, que se nos ve el plumero.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Charcones temporales de la Sierra de Gata (Cáceres).



Aunque ese día tenía otro objetivo, objetivo que se estaba haciendo de rogar, no pude evitar pararme un rato delante de este encharcamiento de la Sierra de Gata (Cáceres) rodeado de brezal, fruto de la lluvia y un poco de nieve. No muy lejos de allí encontré a la rara Lycopodiella inundata como ya comenté en este blog aquí y me picó la curiosidad.

Sin botas de agua, en pleno invierno y con el terreno totalmente saturado de agua, era digno de un suicida intentar llegar hasta su orilla, así que me tuve que conformar con una observación rápida y a una distancia prudencial. Aunque las plantas están aún en desarrollo, se observan ya algunos juncos enanos (Juncus capitatus), hierbas estrellas de agua (Callitriche brutia o C. stagnalis) y lo que parecen cabelleras de agua (Eleocharis acicularis).

A más de uno puede sorprender que, pese a su insignificancia, este tipo de charcones, Estanques Temporales Mediterráneos, estén incluidos entre los Hábitats de Interés Comunitario recogidos por la Directiva Hábitat con la categoría de Prioritario. Pero resulta que algunos de ellos son los únicos refugios para un grupo de pequeños helechos anfibios muy amenazados.

A mí la verdad, lo que me sorprende es su belleza y, aunque las plantas todavía no han alcanzado su desarrollo definitivo, ya me parece uno de esos acuarios de plantas de tipo holandés o japonés magistralmente plantados. Al final de primavera la comunidad ya será casi anfibia, las plantas florecerán y cuando llegue el verano todo esto se acabará, tal vez algunos juncos puedan aguantar hasta el otoño con la humedad del suelo, pero lo más probable es que no quede aquí más que barro reseco. Precisamente este carácter efímero es lo que da valor a este hábitat, le confiere su carácter mediterráneo, por mucho que estemos en la sierra más atlántica de Extremadura.
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