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lunes, 22 de noviembre de 2010

Pinguicula vallisnerifolia


Pinguicula vallisnerifolia. Travertino en Guadahornillo (Cazorla), 1500 m

Los ecólogos andaluces deben ser muy buenos, y por eso los dioses les regalaron la Pinguicula vallisnerifolia. Una planta carnívora, como es el caso de este bellísimo endemismo bético, tiene para estos estudiosos muchas ventajas, ya que a las relaciones habituales de herbivoría, polinización, dispersión, parasitación, competencia, etc. añaden las de predación. Pues bien, la susodicha Pinguicula vallisnerifolia además de todo esto es capaz, en virtud del hábitat en el que le toque desarrollarse, de duplicar todas esas relaciones. Tenemos así polinizadores, parásitos, competidores, presas, etc. propios de zonas soleadas y otros tantos distintos de zonas umbrosas (y ya para rizar el rizo, uno de sus parásitos es la endémica Lagartija de Valverde, que le roba sus presas). Pero no acaban aquí las cosas, los dioses saben ser generosos, pues esta planta es capaz de reproducirse sexualmente con ayuda de polinizadores (aunque sus flores son autocompatibles no suele haber autopolinización) y es capaz también de dos formas distintas de reproducción vegetativa (estolones en verano y yemas axilares en otoño) y finalizando este arsenal, al contrario que el resto de las Pinguicula, produce dos tipos de hojas glandulares durante el crecimiento, unas de primavera ovaladas, similares a las de otras especies del género, y otras en verano de hasta 30 cm de longitud que son auténticas “cintas atrapamoscas”. Este regalo ha sido bien aprovechado y esta planta debe ser de las más estudiadas en España con numerosas publicaciones en las revistas de mayor prestigio a nivel internacional.


Por desgracia, tal y como va la cuestión climática, esta es una de esas especies que irremisiblemente lo van a pasar muy, muy mal. Encontrar zonas rezumantes durante todo el año en nuestros ambientes mediterráneos, incluso en las montañas, es cada día más complicado. Nuestra protagonista se encuentra así ante dos callejones sin salida: vivir en zonas menos húmedas donde sus poblaciones se reproducen de manera vegetativa debilitándose progresivamente o refugiarse en los cada vez más escasos y congestionados puntos húmedos, donde es desplazada por todas las plantas que allí acuden.

1 comentario:

  1. Increible la de soluciones que propone esta plantita a la supervivencia en este planeta. digamos que se adaptado o que no sabe que hacer, como tu dices, su sino es estar en un callejón sin salida.

    Lo dicho, desde El Torreón se ve todo más claro.
    Enhorabuena por tus magníficas entradas.

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