Cópula de Calopteryx xanthostoma |
Es habitual que cuando un término es utilizado con frecuencia pierda parte de su sentido, dejando de ser un concepto neutro que debe ser interpretado, para pasar a tener valores positivos o negativos intrínsecos. La diversidad biológica (biodiversidad) y los indicadores biológicos (bioindicadores) son dos de esos términos. El tramo del río Jerte que discurre dentro del Valle de Jerte (Cáceres) entre Los Horcos de Tornavacas y Los Cachones de Plasencia tradicionalmente se ha considerado como uno de los puntos de mayor valor para los odonatos dentro de la Península Ibérica. Aquí conviven nuestras tres especies de Calopteryx, un clásico indicador de buena calidad del agua. Calopteryx virgo ocupa aguas frescas, limpias y bien oxigenadas; Calopteryx xanthostoma ocupa aguas algo más cálidas y es menos exigente con la pureza y el oxigeno disuelto, por lo que aparece en zonas con menor corriente, a menor altitud y llega a tramos casi remansados del río. Por último, Calopteryx haemorrhoidalis tiene unas exigencias intermedias por lo que coincide con las otras dos especies, aunque siempre se decanta por zonas con densa cobertura vegetal, por lo general sombreadas. En este mismo tramo podemos encontrar actualmente 26 especies de odonatos (al menos esas son las que yo he observado), una diversidad bastante elevada para un río extremeño.
Cuando comparo la situación con la de finales de los años 80, cuando empecé a fijarme en los odonatos de esta zona, se puede concluir que la diversidad de odonatos ha pasado de 23 a 26 especies, es decir, hay mayor diversidad biológica o biodiversidad como normalmente se dice. Por otro lado, el bioindicador de aguas limpias es actualmente más abundante que su pariente menos exigente. Estos datos, que son ciertos, expuestos así nos dan la impresión de que el río Jerte se mantiene en forma, incluso se ha enriquecido. Esto es todo lo que necesita saber un político. Por desgracia, la realidad siempre es más complicada de lo que a los políticos les gustaría. Sí, es cierto que ha aumentado el número de especies de odonatos en la zona, pero también lo es que las especies nuevas son de origen africano y no son exigentes para nada con la calidad del agua, siendo comunes en aguas estancadas y sucias. Suele ser habitual no decir nada sobre la abundancia relativa de las distintas especies, pero si comparamos esto, vemos como especies exigentes como Macromia splendens casi pueden darse por extinguidas en la zona, mientras que Crocothemis erythraea cada día es más común. Volviendo a los Calopteryx, la situación actual también tiene matices: cierto que las poblaciones de Calopteryx virgo siguen siendo abundantes y se mantienen en sus zonas, como ocurre con Calopteryx haemorrhoidalis, pero la situación de Calopteryx xanthostoma no es tan buena, la especie ha desaparecido de varias zonas y en las inmediaciones de Plasencia se ha vuelto mucho más rara. La explicación es sencilla, la contaminación va en dirección de la corriente y por tanto, cuanto más tramo de cuenca avancemos más contaminada estará. Por ese motivo la especie situada en la zona más baja de la cuenca es la que más sufre los efectos de la pérdida de calidad de las aguas. Donde vive C. virgo apenas hay actividad humana, donde lo hace C. xanthostoma hay cada día más (y no siempre cumple la ley). Conocido esto, sin que por ello sea mentira lo que a nuestro hipotético político le gustaría oír (pasa un poco como con las estadísticas), podemos también afirmar que en el río Jerte van haciéndose cada vez más raras las especies de odonatos exigentes en la calidad de las aguas, mientras que aparecen nuevas especies propias de medios más contaminados.
Buena toma de la cópula de la Xantho... libélula azul cobalto, en mi casa.
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