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miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿POR QUÉ SON TAN BONITAS LAS FLORES DE MONTAÑA?


Chaenorrhinum glareosum. Sierra Nevada, 3100 m


Seguro que esa pregunta se la ha hecho alguno más de una vez. Obviamente no son un regalo de la Naturaleza para el disfrute de montañeros enamorados y poetas, debe haber una explicación. La Naturaleza no se caracteriza precisamente por su derroche de energía.

En las altas montañas tropicales las condiciones medioambientales son más favorables que en la alta montaña de las zonas templadas, allí las plantas pueden florecer durante 5-7 meses y sus flores no son especialmente llamativas. En las montañas de las zonas templadas ese período puede verse reducido a 1 ó 2 meses y las flores aquí son espectacularmente bellas. Este hecho nos da la clave para entender esa belleza, que no es ni mucho menos gratuita. Imaginemos un prado de cumbre a más de 2300 metros donde incluso en verano las temperaturas de la noche pueden ser muy bajas para los insectos y son numerosos los días con vientos que impiden su vuelo. En estas condiciones muy pocos insectos, generalmente los duros abejorros, se aventurarán a buscar flores. En esta zona en tan sólo un mes más del 80 % de las especies alcanzarán su pico de máxima abundancia en la floración. Si unimos pocos polinizadores y muchas flores al mismo tiempo tenemos servida una auténtica carrera armamentística por atraer a los escasos polinizadores. Esto en la montaña ha alcanzado niveles que calificaríamos de monstruosos si no fuera por sus bellos resultados. Una planta en zonas de gran altitud puede tener la misma cantidad y tamaño de flores que una planta 10-20 veces mayor de zonas bajas, pero además es capaz de mantenerlas receptivas 3 ó 4 veces más tiempo y dotarlas con más polen. Este elevado coste de la floración se consigue dando prioridad absoluta a la reproducción frente al crecimiento (esta es una de las varias razones del escaso tamaño de las plantas de montaña). Tengo recogidas en la sierra de Gredos unas cifras que nos pueden ilustrar un poco esta cuestión. He contado hasta 308 flores en una matita de Minuartia recurva de tan sólo 10 cm, 153 flores en una Androsace vitaliana de 13 cm, 188 flores en una Silene ciliata de 12 cm, 123 capítulos florales en una Armeria bigerrensis de 20 cm y 135 capítulos en una Jasione crispa subsp. centralis. Respecto a esta última especie, como referencia, su pariente Jasione crispa subsp. mariana de las sierras centrales de Badajoz (600 m) rara vez supera los 25-30 capítulos.

3 comentarios:

  1. Y yo que pensaba que a esa altura la falta de oxígeno provoca alucinaciones y se ven colores donde no los hay, como un polinizador cualquiera.

    Esto va viento en popa.

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  2. Alberto felicidades que flor mas bonita.
    Feliz Navidad y prospero año NUEVO

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