Cuando hablamos de árboles varias veces centenarios todos son importantes y todos son insustituibles. No en vano, son auténticos supervivientes y eso merece nuestro máximo respeto. Tal y como yo veo la cosa, estas maravillas forman parte de nuestro patrimonio cultural con tanto derecho como cualquier obra de la mano del hombre. Son auténticos monumentos naturales, en su sentido literal, no en el legislativo, que eso como se ve vale para bien poco. Pero entre ese conjunto de árboles venerables hay algunos que a mí particularmente me resultan insuperables. Uno de ellos, sin dudas, es el inmenso Carbayón de Valentín (Quercus robur). En este árbol se dan todos los atributos que hacen que estos portentos llamen tan poderosamente nuestra atención. Localizado en el pequeño barrio de Valentín, en el concejo asturiano de Tineo, su ubicación no puede ser más impresionante, ya que se sitúa sobre un balcón natural que da vistas al valle, junto a él, la diminuta y bellísima ermita de San Pedro y tras ellos las ruinas del caserío de Valentín, hoy deshabitado. En este marco el carácter totémico de este viejísimo roble se hace patente a cada paso, todo parece que está colocado en relación con el roble, la ermita, las casas, los caminos, la campa de la antigua romería, etc. Esa sensación se refuerza al contemplar las ruinas, al final en Valentín sólo queda el Carbayón, todo lo demás se lo ha llevado el tiempo.
Estamos ante uno de los carballos más importantes de Europa con un tronco que supera los 10 metros de perímetro. Aunque su copa no guarda relación con tan colosal tronco, esto no le resta belleza, más bien resalta esa sensación de poderío que nos transmite al contemplarlo, con ese tronco formado por gruesos paquetes de fibras que le dan un aspecto musculoso, de forma que parece que no hay nada capaz de doblegarle. He leído que este árbol ya aparece citado en documentos anteriores a la llegada de Colón a América, lo que nos hace pensar que ya por entonces debía ser un buen mozo para merecer tal atención. Por desgracia, hoy día ya no es tratado con el mismo respeto, es un reclamo turístico más y la instalación de un insulso merendero en sus inmediaciones, con su correspondiente cartel “divulgativo”, restan parte del encanto al lugar, por no hablar del camino que discurre bajo la copa, que a buen seguro debe causar daños de importancia a su sistema radicular. Es urgente poner en práctica una auténtica “geriatría arbórea” por parte de los responsables de la gestión de estos árboles, olvidándonos de la arboricultura tradicional y su cirugía arbórea, si no queremos perder a todos estos monumentos en pocos años.
Foto tomada el día 30 de abril de 2005
Estimado usuario, el equipo ténico de Blogger lamenta comunicarle que su entreda "El carbayón de Valentín: una de las cumbres" ha sido considerada "OT" por incumplir las normas de publiucación establecidas por Google TM. Por tanto, será eliminada en breve de su blog.
ResponderEliminarDiscuple las molestias.
Atentamente,
Blogger Censor Team
Hombre Alberto,
ResponderEliminarNo podía ser de otra manera....cuando entro por primera en tu blog me encuentro con un "peazo" de árbol.
Seguro que lo visitaré más veces y aprenderé mucho.
un abrazo
Impresionante ejemplar Alberto. Gracias por pasarte por mi blog y comentar. Bienvenido a este mundo.Con tu permiso te enlazo
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