Logo de la selección japonesa de rugby |
Sé que son las
flores más raras de las que hemos hablado en el blog, pero me hicieron pasar
una tarde genial, comparable a la de Gasol contra Francia.
Que te conozcan
como Cherry Blossoms (flores de
cerezo) en un deporte como el rugby no es una buena presentación, a qué
engañarnos. Si, además, nunca has ganado un partido de un mundial no debes
esperar ser muy respetado. Si resulta que enfrente se encuentran los temibles Springboks sudafricanos, dos veces
campeones del mundo y considerados como duros entre los duros, la cosa no
presagiaba nada bueno. No importa que el año para los sudafricanos haya sido
nefasto.
Imagen de la prensa inglesa con dos seguidores sudafricanos antes del partido. |
Contra lo que pudiera
parecer, no voy a contar una historia de David contra Goliat. No era eso en lo
que pensaban los japoneses. Su idea era clara, jugar a Sudáfrica con sus
propias armas, ser más duros que ellos si hacía falta. Un suicido, o no…
Los Springboks, un equipo curtidísimo con
varios campeones del mundo sobre el terreno, no entendían nada. No sólo no
tenían atemorizados a los japoneses, si no que les estaban dominando en todas y
cada una de las fases del juego en las que ellos son los maestros. A cada
arreón suyo respondían los japoneses, para llegar así a un final muy cerrado.
Con tiempo para una última jugada (32-29), Japón tenía un cómodo golpe de
castigo para poner el empate en el marcador. Todo el mundo consideraría eso una
gesta. Pero, para asombro de todos, decidieron arriesgar e intentar ganar el
encuentro, muerte o gloria. Se comieron a la delantera sudafricana y
consiguieron el ensayo (32-34). No hubo transformación y el partido acabó así.
Gracias Japón.
Lo que dan de sí las flores...
ResponderEliminarYo también lo disfruté. Juraría que avanzaban al grito de Banzai !!
Un abrazo