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miércoles, 13 de julio de 2011

UN VIAJE EN EL TIEMPO.

Bosque de abedules (Betula alba)

Ya sé que es un sueño inalcanzable de la Humanidad y que tiene su propio género en la ciencia ficción, pero no os engaño si digo que yo, gracias a mi afición a la flora, soy capaz de darme algún que otro viaje en el tiempo.

La Uva de zorra (Paris quadrifolia) tapiza el suelo de los bosques boreales. En Gredos, practicamente ha quedado recluida de manera relicta en anchas fisuras umbrosas y húmedas en zonas altas de la sierra.

A tan sólo una hora y media en coche desde mi casa se encuentra un lugar que me permite experimentar la sensación de pasear por un bosque de la transición del Pleistoceno al Holoceno en el período Preboreal de la Sierra de Gredos, esto es hace unos 10.000 años. Reconozco que el paseo debe ser corto, por lo reducido del lugar (yo hago trampas y suelo sentarme a disfrutar un buen rato). Vale también que mis viajes en el tiempo son aptos para el IMSERSO, que no hay uros, ni osos, pero, qué queréis que os diga, tampoco hay partidas de cazadores neolíticos.

La orla de este bosquecillo está compuesta por avellanos, acebos y serbales de cazador.

El Estretopo (Streptopus amplexifolius) es otra especie de bosques boreales ahora refugiada en los megaforbios. No hay que confundirla con el Sello de Salomón (Polygonatum odoratum) todavía frecuente en los bosques de la sierra.

En esa época los hielos de la última glaciación comenzaban a retirarse, aunque aún se mantenían glaciares en las cumbres de Gredos, y las temperaturas y la pluviosidad aumentaron. Los abedules formaban extensos bosques en la sierra, que más tarde serían sustituidos por los robledales. Empezaban a aparecer también en las zonas más húmedas especies como los avellanos, los alisos o los tejos y entre las plantas del sotobosque dominaban especies boreales, que ahora en Gredos ya sólo viven en pequeñas comunidades relictas al amparo de las fisuras rocosas umbrosas y rezumantes de las zonas altas, son los llamados megaforbios. Plantas con nombres tan sonoros como Uva de zorra, Pie de oso, Sanícula o Estretopo.

Pie de oso (Heracleum sphondylium)

No está claro el momento exacto en que este bosque desapareció de la sierra, sabemos que hace unos 8.000 años los robledales empezaron a extenderse a costa de los abedulares, pero no sabemos cuál fue su máxima expansión natural, antes de que el hombre entrara en acción y enmascarara el factor climático. Hace unos años, durante la realización de un proyecto de investigación en el que tuve la suerte de participar, se analizaron muestras de turba extraídas de una turbera que en línea recta está a poco más de un kilómetro de este lugar. Los resultados mostraban que, aunque la huella del hombre ya era muy evidente en la vegetación de entonces, en esta zona los bosques de abedules se habían mantenido hasta la Edad Media en bastante buen estado, momento en el que comenzó una deforestación feroz en la zona con fuertes incendios, alterando la zona de una manera que hoy es casi irreconocible.


P.S. Hace unos días que soy incapaz de introducir comentarios en otros blogs, espero que sea un problema breve.

1 comentario:

  1. La gentileza no es precisamente una de las características más extendidas entre el género humano. Lamentablemente creo que, si bien se pueden enseñar determinadas pautas de comportamiento para la grata conviviencia entre especies, el amor hacia todo lo que vive es algo innato en algunas personas y no se puede aprender; o naces con él o no. Es una pena que no se pueda inocular, porque diría que se trata de uno de los sentimientos que más te llena y más humano te hace. Besos.

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