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lunes, 21 de marzo de 2011

NOS QUEDAMOS SIN MAJADAS SERRANAS.

Majada verata con su chozo, su casilla, su corral, su fresquera y su huerto. Todavía conserva la lancha sobre la cubierta de escobas del chozo. Esta pieza, junto al terrón, mantienen unidas las vigas o latas y el entramado, permitiendo la salida del humo.

Soy un majadero. Me perdonaréis el horrible chiste fácil, pero realmente no sé cómo se nombra a la persona que siente pasión por la belleza funcional y espartana que hay en las majadas serranas.
Hasta hace muy poco en la sierra de Gredos cacereña todavía se habitaba una de estas antiguas majadas con chozo, pero por desgracia la mayoría de ellas se están arruinando en el mayor de los silencios, fiel a su estilo. Y es una pena, porque con ellas se va toda la mística de la sierra, la del viejo cabrero (nada que ver con muchos de los nuevos cabreros, criados algunos en ciudades industriales y sin el bagaje cultural del que ha crecido en la sierra).

Majada arruinada. Muchos han querido ver en estos chozos circulares una continuación de las vivientas vettonas, pero parece ser que nada tienen que ver, como muestran todos los poblados vettones de viviendas cuadrangulares. Lo que nadie pone en duda es la antiguedad de este diseño que ha perdurado durante siglos o milenios.

Es evidente para cualquiera que haya visto una de estas majadas, que las condiciones de vida que brindaban estos chozos no están a la altura de nuestro tiempo. Yo mismo he dormido un par de veces en chozos de cabrero, con sus rústicas literas de tablones de pino en bruto, con decenas de bolsas llenas de cosas colgando de decenas de largos clavos embutidos en las vigas, con sus trabazón de madera y piorno negra de hollín y con una antigua radio sujeta a otro inevitable clavo que sólo recibía una o dos emisoras. Sin ventana y sin la más mínima intimidad. Desde luego que no es algo que pudiera hacer cada noche.

Pasarela y casilla.

El hecho de que hoy día ya no reúnan condiciones mínimas para su uso, unido a la proliferación de pistas de acceso a la sierra y a la legislación sanitaria en materia de elaboración de quesos, han convertido a las viejas majadas en un anacronismo. Tampoco las personas somos iguales hoy día (y ese cambio no necesariamente ha sido siempre a mejor).
Que ya no sean funcionales no es suficiente para dejar que se arruinen. Forman parte de nuestro acervo cultural y deben ser conservadas, sin que ello signifique automáticamente la creación de un parque temático sobre la cultura pastoril.

5 comentarios:

  1. Tienen un encanto especial. La sierra sin ellas no sería lo mismo. Y mejor no digo nada sobre algunas de las normas para la fabricación de productos como los quesos, que lo mismo quedaba fatal... Yo, por cierto, soy como los ratones. Besos.

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  2. Me gusta dormir, de vez en cuando en alguno de estos chozos....apreciar así lo que tenía que ser la vida en uno de ellos durante parte del año. Por no hablar de los "bichejos" que suelen pulular por rincones y colchones.
    A propósito, el pico de la derecha son las Azagayas, así al menos es como yo lo conozco, y tranquilo que no llegamos al suelo con la pala sin tocar las armerias o los cambrones cercanos a la cima....

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  3. Ni idea tenía yo de la existencia de esos chozos. Y aunque vivo a bastantes kilómetros de distancia de donde tú, entiendo perfectamente tu pesar por la perspectiva de que llegaran a desaparecer del todo. Un saludo,

    Ramón García

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  4. Impresionantes. Y por cierto, estos chozos en el norte de España, en Galicia o en el Bierzo, hacen auténticas maravillas con ellos, desde preservarlos como tales a tabernas... No sé qué ocurre aquí, que no tenemos ni visión empresarial ni conservacionista... Lástima.

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  5. Puede ser un comentario viejo en una entrada vieja, hace poco descubrí este magnifico blog, el ver fotos y algo escrito sobre majás me ha emocionado.
    Es casi una debilidad para mi la arquitectura rural, me siento identificado con tu opinión sobre el valor y conservación de estas majas.
    Carlos Morcuende

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