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domingo, 6 de febrero de 2011

¿A QUÉ VIENE ESTO?


Sachsening Trabant P 601 "Honecker motorsport".
 
Pues viene a que revisando archivos fotográficos me tropecé con esta foto y no he podido resistirme a mostrárosla. Me parece un ejemplo perfecto de la falta de objetividad que siempre puede haber detrás de cada foto.

¿Era esto lo que yo quería?

Se trata de una foto de hace algunos años, tomada durante un viaje a Hungría. Aunque por aquella época Hungría todavía no estaba dentro de la Unión Europea y seguíamos viéndola como un país de la llamada Europa del Este, ya resultaba mucho más fácil ver por sus carreteras y calles modelos de última generación de Mercedes, BMW o Audi que a los viejos Trabbi de la foto. Que dos de estos coches se cruzaran en una carretera era muy complicado, incluso en una zona alejada de la capital como era esta. Y sin embargo, esta es una de las pocas fotos que guardo de aquel viaje. Una imagen que para nada se correspondía con la realidad del país, pero que para mí curiosamente era importante ya que la asociaba a otra imagen más famosa que había visto cientos de veces. Era como si yo mismo me quisiera engañar reviviendo esa imagen.

El Trabant sin dudas se ha convertido en un icono después de la caída del Muro de Berlín. No importa que la revista TIME lo haya considerado entre los 50 peores coches de la historia, no importa que sea considerado como el epítome del producto comunista: malo, incapaz de hacer muchas cosas, poco eficiente, aunque duradero. La nostalgia es poderosa.

Nacido en la fábrica de Sachsening en Zwickau (República Democrática Alemana) en 1957, su fabricación se mantuvo hasta 1991. En la época de su lanzamiento tampoco hubiera sido tan mal coche, era la época del minicoche (500, 600, Mini, Iseta, etc.), de no ser porque sus prestaciones eran asombrosamente pobres. El modelo P601 de los años 60 mantenía una carrocería de resina fenólica (Duraplast), un motor de dos cilindros y 594 cc que rendían unos magros 26 CV, que proporcionaban al Trabbi la capacidad de aceleración de 0 a 100 en 21 segundos y una velocidad punta de 112 km/h, un auténtico torpedo. Sus brillantes prestaciones venían acompañadas de un generoso consumo de 7 l a los 100 km y con unas emisiones brutales que no le permitirían pasar ni la hace tiempo obsoleta  norma Euro 1. Eso sí, como no había nada que pudiera romperse no era raro que alcanzaran vidas útiles de 30 años. Con todo, aquí estamos hablando del Trabant y es que la imagen de aquellos cochecillos con su pegatina de la DDR cruzando el recién caído Muro de Berlín es una de las imágenes del siglo XX.

2 comentarios:

  1. Me acuerdo perfectamente de esa imagen. Y de aquellos días. Estoy completamente de acuerdo con tu reflexión. Lo curioso es que es ampliable a cantidad de viajes y lugares a los que realmente acudimos para encontrar lo que creemos típico aunque la realidad trate de imponernos otra idea.
    Lo cierto es que todo esto se cura viajando, verdad?

    Un abrazo

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  2. La nostalgia es poderosa, comentas, y esa es una buena respuesta, Alberto.
    Más poderosa es la reflexión que haces a la postre.

    Saludos.

    :-)

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