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martes, 4 de julio de 2017

Cheirolophus uliginosus el Cardo de pantano

Cheirolophus uliginosus. San Vicente de Alcántara (Badajoz).

Hace unos días regresaba a casa contento tras disfrutar de la floración de una de las plantas más raras que tenemos por Extremadura, el Cheirolophus uliginosus o Cardo de pantano. Lo cierto es que me duró bastante poco la alegría pues el incendio de Doñana puede que haya afectado a alguna de las poblaciones onubenses de este raro endemismo ibérico presente el litoral de Cádiz, Huelva y centro de Portugal, por donde llega hasta Extremadura de manera absolutamente puntual y maravillosa, aprovechando esa influencia atlántica que permite la existencia de plantas como Erica tetralix o Drosophyllum lusitanicum en el rincón extremeño que se adentra en Portugal.


Me tengo por un buen conocedor de Extremadura, pero aún así no dejo de sorprenderme con los enclaves que todavía quedan por aquí, cada vez más pequeños y amenazados, eso también. Bastó con girar el volante y descender a un pequeño vallecín para pasar del más tórrido termomediterráneo del verano pacense, a un arroyito casi cerrado por el bellísimo Helecho real (Osmunda regalis) con enclaves higroturbosos en sus márgenes, donde aparecía el Cheirolophus rodeado de zarzales y sauces. Una auténtica estación de servicio que atendía a una enorme población de mariposas dominadas claramente por Argynnis pandora y Melanargia lachesis. Como no quiero mentir, los eucaliptos ocupan ahora el sitio que debieron tener los alisos pero, aún así, la zona continúa siendo una auténtica isla verde en un mar pardo.

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