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jueves, 12 de mayo de 2016

Puentecinos de Torremocha (Cáceres).



Hoy nos puede parecer increíble, mágico incluso, pero mucho tiempo antes de los Fondos de Cohesión, antes de que Calatrava enseñara al mundo cómo hacer un puente, la gente se buscaba las maneras para no mojarse los pies más de lo necesario.

Sabiendo que nunca nadie en ningún lugar del Planeta, ni en ninguna época, va a construir otro puente de Alcántara, es tontería emperrarse en gastarse el dinero en hacer un puente fino, sobre todo si lo tiene que pagar uno.

Pero tampoco hay que actuar sin estilo, tan grave es pecar por exceso, como ser un cutre. En ese punto exacto es donde estaban estos constructores de Torremocha. El puentecino bonito para que pase un burro con los sacos de harina de los molinos. El paso elevado, pontón o como quiera que se llame, para pasar a pie de camino al huerto o a los olivos, las bestias que se mojen las pezuñas.




Esta es una forma de pensar bastante saludable, tal y como yo lo veo, y no tardaremos en volver a ella.

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