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martes, 24 de septiembre de 2013

Pie de lobo menor (Lycopodiella inundata). Marsh clubmoss.


Lycopodiella inundata. Sierra de Gata, Cáceres. 1.050 m.
Las Lycopodiáceas son una familia antigua cuyo origen se estima en el Paleozoico, entre 350-400 millones de años. Aunque se incluyen entre los helechos, siempre se las ha considerado unos bichos raros. Sea como sea, sobrevivieron a la gran extinción del Pérmico que acabó con el 95 % de la vida sobre la Tierra, lo que las hace dignas de todos mis respetos.

Fiel a su origen Lycopodiella inundata, es una plantita un poco rara a medio camino entre un musgo y un helecho. Su distribución actual es básicamente circumboreal, aunque de manera dispersa, con escasas localidades en la zona mediterránea y, curiosamente, con presencia en las Azores.

Lycopodiella inundata, también conocida como Pie de lobo menor, es la clásica especie pionera a la que cuesta poco imaginar prosperando en los periodos interglaciares. Su dinámica poblacional se basa en metapoblaciones donde, mientras algunas subpoblaciones se extinguen por alteraciones periódicas, otras aparecen al recolonizar terrenos alterados. El hábitat donde esta planta prospera es un fiel reflejo de su escasa capacidad competitiva, debe permanecer inundado en invierno y primavera para evitar la presencia de hierbas, pero debe secarse en verano, aunque sólo lo justo, suficiente para impedir la presencia de musgos esfagnos, pero no tanto como para que Lycopodiella pase sed. El agua además debe ser ácida y pobre en nutrientes.

Con tantos requerimientos tampoco es de extrañar que en Gran Bretaña, por citar una zona donde está bien estudiada, se conozcan zonas con una reducción de más del 80 % de sus poblaciones desde los años 30 del siglo XX. La situación de esta especie en la región mediterránea es todavía más delicada, fruto de lo que podríamos llamar la paradoja del pionero-relicto. Está muy bien ser pionera y de una estirpe antigua, pero si basas tu juego en una sucesión de extinciones-recolonizaciones debes asegurarte de contar con varias poblaciones a tu alrededor, de modo que, a una extinción le suceda una recolonización. Si no es así, el juego se acaba muy rápido.

En España sólo aparece en Pirineos, Galicia, Sistema Ibérico y Sistema Central y aunque no he localizado ninguna referencia para Extremadura, el ejemplar de la foto es de una pequeña población de la Sierra de Gata cacereña que localizamos en 2002.

4 comentarios:

  1. ¡Qué gozada de artículo, Alberto! Con lo que a mí me gustan los helechos y más estas rarezas antediluvianas. Tus entradas son tremendamente didácticas, bien documentadas y a la vez muy amenas. Un saludo.

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  2. Me encantan estas reliquias, es como entrar en un anticuario de historia natural... Se puede encontrar algún bicho raro de la familia por tierras más secas de Extremadura, o es la única especie de la zona?

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  3. Pues yo sí he encontrado una referencia en Extremadura.

    Acabo de hacerlo!

    Un abrazo

    JM

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